Ayer, gastos sin fin y poca competitividad

Un generoso sistema de jubilaciones, la pérdida de competitividad y un enorme sector público, ésa parece ser la combinación letal que llevó a Grecia al borde de la quiebra, desde 2009 en adelante, y que hizo tambalear a la Unión Europea.

Según Georgios Kouretas, economista de la Universidad de Atenas, la adopción del euro, en 2001, redujo casi por arte de magia las tasas de interés y la inflación, dos de los problemas estructurales más importantes del país. Esto posibilitó la entrada de inversión privada y derivó, entre 2001 y 2009, en un período de crecimiento basado en el consumo. "La reducción en las tasas de interés no estaban justificadas por las condiciones del país", señala Kouretas, en una investigación sobre las causas e implicancias de la crisis griega.

De esta forma, el gobierno griego no pudo acompañar este crecimiento con equilibrio fiscal: acumuló un déficit promedio de 6% del PBI para ese período, que subió aún más cuando se supo que los números estaban manipulados. En 2010 el gobierno admitió que se habían realizado estadísticas erróneas. En consecuencia, el déficit real se duplicó y la deuda pública trepó al 130% del PBI, por encima del 110% que se creía.

En paralelo con el crecimiento del gasto, también se disparó el empleo público y hubo una pérdida de competitividad del sector privado, debido al crecimiento sostenido de salarios que se acercaban al nivel de la Unión Europea.

La tendencia a fomentar el consumo con las compras estatales, a encarar grandes obras de infraestructura y un sistema de seguridad social imposible de sostener dispararon la deuda privada y pública.

Antes de la entrada en la zona euro, la deuda se ubicaba en el 100% de su PBI, alcanzó el 130% al momento de la crisis financiera de 2009 y, en la actualidad, llega al 180%, o unos 320.000 millones de euros.

La crisis no fue dura sólo con Grecia. La combinación de pérdida de competitividad y gasto excesivo aquejó a otros países, especialmente Irlanda, Portugal, España e Italia, que también tienen altos niveles de deuda pública.

Pero el caso griego suma otras variables: un sistema complejo e ineficiente de impuestos, marcado por la evasión; pensiones imposibles de sostener que afectan la eficiencia del Estado, y un alto nivel de empleo público.

En 2004, Grecia tenía 544.590 empleados públicos...

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