Avanzar a paso de tortuga o como la liebre danesa

Algunas comparaciones pueden ser aún más odiosas que los mosquitos que, al multiplicarse por mil debido a la extendida humedad otoñal, se apropiaron, sin vientos que los corran, de toda la pampa húmeda, obligando a los productores y contratistas a vivir encapuchados. El refranero popular dice que las comparaciones son siempre odiosas. Se equivoca porque lo cierto es que sólo se convierten en un trámite doloroso cuando desnudan una realidad ingrata o que se quiere ignorar. Y en la medida que permitan corregir errores, las comparaciones siempre son útiles.No es una novedad que veníamos perdiendo contra nuestros vecinos el partido de la producción y de las exportaciones. Pero no deja de sorprender que perdamos hasta con la soja, según un trabajo de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) realizado por el economista Juan Rey Kelly. Se pasó de 48,8 millones de toneladas en el 2007 a las 52 millones de la última cosecha, creciendo el 7%. En ese lapso Brasil creció casi el 40% y Paraguay un 50%. Con el trigo no sólo no se creció en ese período sino que se cae un 44%, de 16,3 millones a 9,2 millones de toneladas. Mientras tanto, los uruguayos crecieron el 183% y los paraguayos un 63%. Algo parecido ocurre cuando se realizan las comparaciones con la carne vacuna, el maíz o la leche. Sólo la producción avícola se salva.Ahora bien, y en tren de seguir comparando, ¿cuál es el nivel de frustración que debería sentir un país favorito como el nuestro para aprovechar la gran oportunidad de negocios que brinda un mundo demandante de alimentos frente al inesperado éxito de un país-tapado al que nadie le asignaba demasiada atención?Dinamarca ocupa la cuarta parte de la superficie de Uruguay o la séptima de la provincia de Buenos Aires. Con ese tamaño se las arregla para que el valor de sus exportaciones alcance los 16.000 millones de dólares, la mitad de las nuestras, el país favorito. El ritmo de crecimiento de sus ventas al exterior en los últimos trece años fue impresionante: aumentaron cuatro veces.Este pequeño país transformado en un gigante agrícola ha generado marcas globales de la alimentación como Arla Food, Danish Crown, Rose Poultry y DuPont Danisco. Y también le ha dado lugar a la aparición...

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