Del autor al lector al mundo del espectáculo

Aunque cambió el director de la Feria del Libro y este cambio traerá seguramente con el tiempo otros más, los pabellones de La Rural se veían ayer igual que siempre, y no es ésta la única continuidad. Los discursos de apertura de la Feria suelen ser particularmente sensibles; no sólo por lo que se dice, sino también por quién lo dice.

Las discusiones sobre los méritos del escritor argentino invitado a dar ese discurso serían menos que lo que fueron otros años con una decisión muy simple, que ya se propuso alguna vez. En cada edición, la Feria entrega el llamado Premio de la Crítica, cuyo jurado integran periodistas y críticos de distintos medios. Resultaría muy poco complicado (y sería además mucho más transparente y ajeno al manoseo político) que, aparte de la suma de dinero, el premio consistiera en que el escritor premiado pronunciara el discurso del año siguiente.

Esta vez, el encargado de semejante discurso fue Roberto Cossa. También este nombre merece una consideración. El año pasado abrió la Feria Quino, y si bien nadie objetaría sus méritos, llamó la atención la elección de un dibujante y no de un escritor. Cossa escribe, pero escribe teatro, y el número de piezas publicadas es minúsculo en comparación con los estrenos. La dramaturgia circula cada vez más en los márgenes del libro y de la literatura misma. Aparte -pero también- actuará...

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