EE.UU., aún muy lejos de perder su proyección mundial

PUNTA CANA, República Dominicana.- En el Foro Iberoamérica, que ha deliberado aquí sobre los desafíos y las respuestas que caben a las preguntas suscitadas por el bicentenario latinoamericano, se ha dicho, como si nada, que se está agotando la doctrina Monroe. Esta concibió al continente como un espacio geográfico y estratégico de natural predominio norteamericano.Tal vez se deba a una concurrencia de causas. Desde las tasas de crecimiento de países latinoamericanos al doble de las de Estados Unidos hasta el agotamiento gradual de la superioridad única de Estados Unidos por sobre las demás potencias en casi un siglo. No es ése un renglón donde importa tomar nota de lo que se denomina, con imperdible melancolía, "la paradoja del crecimiento infeliz", pues América latina sigue siendo la parte del planeta con mayores desigualdades. Lo que está suscitando la revisión crítica de la situación internacional, y de la región, en particular, es que las líneas de gravedad de las influencias mundiales están corriéndose de Oeste a Este y de Norte a Sur.Después de reconocer la independencia declarada por países latinoamericanos y aun con teatros de operaciones militares en lucha contra el dominio español en América, el presidente Monroe advirtió a los europeos, en 1823, que sería conveniente para ellos esmerarse en juegos diplomáticos y ejercicios de fuerza en áreas más alejadas de la influencia directa de Estados Unidos. No es eso lo que decía Monroe, pero sí lo que todos entendieron. De hecho, y con excepción de algunos casos -como el entrevero en Washington, en la Primera Conferencia Interamericana, de 1889/90, en que los delegados argentinos disputaron con Estados Unidos el liderazgo continental-, la doctrina Monroe siguió en pie hasta entrado el siglo XXI. Más que para contradecirla, fenómenos como el de la Cuba castrista sirvieron para confirmarla hasta con el embargo que se prolonga hasta el presente.Con los europeos, a quienes estuvo dirigida la enunciación de Monroe, hubo algunas cuestiones interesantes, como la que se originó en la pretensión de los británicos, alemanes e italianos de cobrar a Venezuela en 1902 por la fuerza la deuda que había contraído. En uno de los mejores momentos de la diplomacia nacional, la Argentina impulsaría con éxito la doctrina del canciller Luis María Drago de oposición a esa clase de pretensiones. ¿Pero qué fue del corazón de la doctrina Monroe en 1833, cuando el Reino Unido ocupó las Malvinas, o 150 años más tarde, cuando se...

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