Auditarán a una parte de los empleados públicos para ver si asisten al trabajo

El gobierno de dio en los últimos días un nuevo paso en su intención de mejorar el funcionamiento del Estado mediante el cambio de las condiciones habituales de trabajo de los empleados de la administración pública.

La Jefatura de Gabinete, a cargo de Marcos Peña; el Ministerio de Modernización, que maneja Andrés Ibarra, y la Sindicatura General de la Nación (Sigen), el organismo encargado de controlar los procesos internos del Estado, comenzaron a poner en práctica un plan para eliminar drásticamente el ausentismo en la denominada Administración Pública Nacional (APN), que incluye principalmente a Presidencia y los ministerios.

La iniciativa contempla que ningún empleado público quedará eximido de completar los registros de ingreso y salida del trabajo.

Además, deberá respetar un horario estricto que deberá estar formalizado en su contrato, salvo escasas excepciones que se avisen con anterioridad.

Sobre esa base, la Sigen hará auditorías para corroborar la asistencia de los empleados públicos. Luego deberá armar informes sobre cada Secretaría de Estado en cada ministerio e informar a Jefatura de Gabinete y a Modernización, que luego analizarán alternativas para mejorar el presentismo.

El nuevo plan muestra similitudes con las reglas del sector privado. Por caso, endurece las sanciones para quienes lleguen tarde. Una demora de hasta 30 minutos en la llegada al lugar de trabajo no se podrá compensar, sino que se tendrán que computar. Al llegar a las cuatro horas mensuales se considerará una asistencia injustificada y se le descontará el día al empleado, una rareza en la administración pública.

Esas consideraciones tomarán como base la resolución 204-E que el Ministerio de Modernización publicó días atrás en el Boletín Oficial. Allí se aprobó el "Reglamento General de Control de Asistencia y Presentismo" para los trabajadores de la APN. La norma tendrá una aplicación casi inmediata sobre más de 307.000 trabajadores de Presidencia y de los ministerios, que dependen directamente del Poder Ejecutivo.

El férreo plan para controlar la asistencia de los empleados públicos surgió de una imposibilidad oficial insistente: nadie en el Gobierno puede responder cuánta gente va a trabajar cada día en los despachos públicos. Salvo en contados casos, las rendiciones de asistencia se presentan en planillas, que son fácilmente manipulables, según sostienen fuentes oficiales que idearon el nuevo esquema.

En la primera parte del año pasado, Modernización...

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