Atrás quedaron los sueños de reelección

Cada uno ofreció su interpretación sobre el paro de hoy. y , sus principales promotores, que lo presentaron como un éxito, no dejaron de criticar al mismo tiempo los piquetes o, quizá, para coparlo. En cuanto al Gobierno, lo interpretó como una iniciativa de corte electoral conectada con la pretensión presidencial de . Esta diversidad de interpretaciones refuerza la sensación de que el paro distó de ser unánime, general, y fue cruzado por las mismas divisiones que hoy cruzan la política argentina.Pero éste no es, precisamente, el rasgo que define a los verdaderos paros generales. Ellos ocurren, al contrario, cuando una mayoría en estado de indignación se moviliza al unísono contra un gobierno o un régimen cuya legitimidad objeta, haciéndolo tambalear. Esto no quiere decir, sin embargo, que cuente con que sea, para ella, satisfactorio. Uno de cada tres argentinos todavía la apoya, pero no la apoya para que siga en el poder sino solamente para que pueda terminar su mandato en paz, lo cual no es lo mismo. Atrás quedan los sueños de reelección indefinida que en su momento concibió el matrimonio Kirchner. Lo cual no significa, por cierto, que Cristina tenga consenso para seguir indefinidamente sino, más bien, que los argentinos están madurando. Esta comprobación permite albergar la esperanza de que podamos ser de ahora en adelante un país normal como Uruguay o Brasil y otras naciones vecinas, como no ocurrió tantas veces entre nosotros, que debimos soportar las ilusiones reeleccionistas de más de un presidente.Ha habido pues entre nosotros un importante residuo monárquico que recién ahora podríamos erradicar. Los gobiernos republicanos perduran de acuerdo con la ley y la principal ley que los condiciona, en este sentido, es el plazo. Los gobiernos monárquicos, al contrario, son vitalicios. La diferencia que distancia un gobierno de espíritu republicano de un gobierno de espíritu monárquico es la aceptación íntima y sincera del plazo que lo limita. Sólo cuando un gobernante asume como su regla interior el plazo que le ha tocado, amanece la república. Cuando la resiste, se da la situación insincera de los caudillos que buscan perpetuarse. Rosas perteneció a esta raza. Cuando cumplió, en cambio, su mandato original de seis años, Urquiza inauguró la república, pero la monarquía volvió de nuevo a nosotros bajo formas solapadas, incluso bajo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR