Atlético aprovecha lo que el Barça deja en el camino

Como si estuviera mal dormido y un tanto pesado por el turrón de fin de año, a Barcelona se le hizo indigesto el derbi con Espanyol, que jugó con el brío y el entusiasmo de quien quiere empezar el año de la mejor manera. Y festejó el empate 0-0 en su estadio Cornellà-El Prat, porque empatarle a este Barcelona es todo un triunfo para muchos equipos. Evitó recibir un gol de un rival que tres días atrás había batido el récord de tantos (180) para un año calendario. Obstaculizó a un tridente que en 2015 convirtió 137 de esos 180 goles. La última vez que Barcelona no había marcado con Messi, Suárez y Neymar de titulares fue en febrero de 2015, en una derrota 1-0 ante Málaga. Desde entonces pasaron 30 partidos de la Liga de España para que el Barça cayera en una sequía.

Barcelona se frenó y desde atrás lo pasó este Atlético de Madrid que no va a una velocidad vertiginosa, pero le sobran constancia y oficio para remolcar un partido hasta la victoria. Al equipo de Diego Simeone no lo apura el reloj ni lo paralizan las urgencias. Como si supiera que más tarde que temprano llegará su momento, va e insiste. El miércoles le había ganado 2-0 a Rayo Vallecano con dos goles (uno de Correa) en los últimos tres minutos. Ayer, el último en las posiciones, Levante, le cerraba los caminos. Aguantaba los intentos de un adversario que buscaba el triunfo para quedar primero, con dos puntos de ventaja sobre Barcelona, que tiene un encuentro (Sporting Gijón) por la participación en el Mundial de Clubes.

Como ocurrió frente a Rayo Vallecano, Simeone encontró soluciones entre los suplentes. Tres días antes, el volante ghanés Thomas había entrado a diez minutos del final y dio la asistencia para el gol de Correa. Ayer, el africano, formado en las inferiores del Atlético y con pasos en préstamo en Mallorca y Almería, ingresó cuando quedaba poco más de un cuarto de hora. A los 36 del segundo tiempo, Thomas encaró y fue profundo por el medio; le dio a la pelota casi al mismo tiempo que un zaguero, el gol fue un poco de cada uno, mientras el arquero Mariño no alcanzaba a desviar y la pelota se le metía en el arco. No fue un gol de alta escuela, de preciosismo técnico, sino uno que refleja el espíritu de este Atlético que saca petróleo de las piedras, que sigue instalado como una cuña entre Barcelona y Real Madrid. Que hace rato dejó de ser una moda pasajera para convertirse en un proyecto consolidado.

Hace unos días, el delantero Giovanni Simeone dijo que su padre...

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