Atletas de laboratorio: el deporte recurre cada vez más a la ciencia

Cuenta la leyenda que el sueco Per-Olof Astrand, padre de la fisiología del deporte, solía decir que lo mejor que puede hacer un atleta olímpico es elegir bien a sus padres. Dicho de otro modo: que el atleta nace, no se hace.

Sin embargo, los avances en las técnicas de entrenamiento y el conocimiento de los procesos que se desencadenan durante el esfuerzo extremo y de los engranajes emocionales en situaciones de alta exposición respaldan un enfoque bastante diferente.

Desde este punto de vista, el deportista de elite es resultado del trabajo especializado e intensivo. Todo indica que, si bien los genes tienen su papel, ese milisegundo que hará la diferencia desde el próximo 5 de agosto entre las estrellas del deporte mundial en los Juegos Olímpicos probablemente se deba más al entrenamiento y a las nuevas tecnologías que a la genética.

"Jesse Owen ganó cuatro medallas en Berlín corriendo sin tacos y haciendo un pocito en la tierra -comenta Daniel Bambicha, hasta hace poco entrenador del equipo argentino de vela-. Quién sabe cuáles serían las marcas si lo pusiéramos a correr hoy".

"Los materiales cambiaron y los sistemas se perfeccionaron. En las primeras maratones tomaban cognac como hidratante; ahora, se toman bebidas isotónicas para optimizar el rendimiento", agrega.

Un trabajo publicado en PLoS One en febrero de 2008, firmado por Geoffroy Berthelot y colegas, también apunta en esa dirección. Según el estudio, en 1896 los atletas empleaban el 75% de su capacidad; en la actualidad, están llegando al 99%.

Bambicha (que también fue entrenador de cinco medallistas olímpicos: Javier Frana, en tenis; Carlos Espínola, en windsurf; el ya legendario regatista Santiago Lange, que con 54 años volverá a competir en Río, y los también regatistas Juan de la Fuente y Lucas Calabrese) no lo duda: "Lo principal es el conocimiento, la ciencia -destaca-. En el último mundial de atletismo, países pobres como Etiopía y Kenya lograron competir en el medallero con Estados Unidos entrenando sin infraestructura, pero con técnicas avanzadas".

Hoy, los atletas son laboratorios ambulantes, dice Bambicha. Y basta una mirada a los circuitos de entrenamiento del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) para darle la razón. Allí, los deportistas siguen una rigurosa hoja de ruta que comienza con un chequeo de salud anual, continúa con estudios de cardiología, de análisis de la marcha y posturales, y hasta se controla que hayan recibido las vacunas que les...

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