Asoma un nuevo mundo

Nadie lo imaginó así. Los Estados Unidos y Europa emitiendo dinero para financiar el déficit fiscal. La amenaza, cierto que remota, de un default parcial de EE.UU. El euro amenazado , al menos en su alcance. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, criticando a los "países más poderosos" de Europa (léase Alemania) por su intransigencia. Los Piigs -Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España- presionados a vender sus "joyas de la abuela" para paliar su insolvencia. Países desarrollados con población en baja y graves amenazas a la seguridad social de su Estado de Bienestar. Japón, el país con menos futuro. Revoluciones "democrático-burguesas" en varios países islámicos. Los emergentes aguantando a pie firme y las commodities dando a sus productores los mejores términos del intercambio externo en más de un siglo, pero también una riesgosa apreciación de sus monedas. La gente corriendo por doquier hacia el oro, la "reliquia bárbara" de Keynes, por las dudas se caiga todo.

La clave común de semejante inventario es una economía global en la que conviven el viejo mundo, con riesgo de una recaída recesiva o de bajo crecimiento, y los dolores de parto del nuevo mundo, liderado por Asia y los países emergentes. Los riesgos se observan en la debilidad de los mercados de trabajo e inmobiliario de los Estados Unidos y en sus escasos márgenes de acción fiscales y monetarios. Pero el corazón del problema se encuentra en la anemia crónica de Japón -aun reactivándose con su reconstrucción- y sobre todo en Europa, tanto por la crisis estructural de su seguridad social como por la virtual insolvencia no sólo de Grecia, Irlanda o Portugal, sino en menor grado también de España e Italia. Hace ya un año y medio que se evidenciaron los problemas con la deuda griega y la Unión Europea los ha corrido siempre desde atrás y trabajando hasta los fines de semana, como ahora mismo, para encontrar la solución. Han sido insuficientes el paquete financiero de aquel entonces por 750.000 millones de euros, su Fondo para la Estabilidad Financiera de Europa (EFSF, por sus siglas en inglés) con capacidad de emitir bonos garantizados por hasta 440.000 millones para prestar a países en dificultades y las últimas ayudas a Grecia. Hasta el FMI se da el lujo de decir que "no hay un plan coherente" y el panorama se ha complicado también por el fortalecimiento del euro, impulsado por el BCE al resistir la compra de bonos soberanos y aumentar erróneamente sus tasas de...

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