Asesinos. El hombre que sabía del negocio de cosméticos, pero no pudo soportar que lo dejara su esposa

Fernando Farré, tras la sentencia

Hace solo diez días resignó seguir apelando ante los tribunales bonaerenses. Sostiene que, en ese distrito, ya no le queda forma de obtener de la Justicia el fallo que cree que su caso merece. Le queda una última ficha, y decidió apostarla a todo o nada. "La estrategia es llegar a la Corte Suprema de la Nación a través de una acción de revisión que conduzca a la nulidad del juicio". Lo que quiere deshacer es una sentencia a prisión perpetua que quedó firme el 11 de febrero pasado.

Habla de sí mismo -en realidad, de los que hizo el 21 de agosto de 2015, como si fuera otro. Un curioso caso de extrañamiento. "Hubo nulidades que no fueron atendidas, contradicciones de un policía en el juicio, falsos testigos preparados por las fiscales y errores en las instrucciones que el juez le dio al jurado que me condenó. Además, mi perito de parte, el psiquiatra Enrique De Rosa, me declaró inimputable en su informe en disidencia", dice Fernando Farré .

Él afirma que estaba en un estado de completa alienación cuando, con dos cuchillos, atacó a su esposa, Claudia Schaefer , en el vestidor de la casa que hasta hacía poco tiempo ambos habían compartido en el exclusivo country Martindale, de Pilar, que tiene el triste honor de haber sido escenario de otro femicidio de alto impacto y de alta alcurnia: el de la mecenas del arte Silvia María Saravia a manos del empresario Jorge Justo Neuss .

Fernando Farré y Claudia Schaefer

Lo que se sabe públicamente del caso parece desmentirlo rotundamente: su abogada, el letrado de su esposa, su propia madre fueron testigos horrorizados; unos escucharon y otros vieron por una ventana, desde el jardín, buena parte de lo que ocurrió dentro del vestidor de la casa, al que Claudia había pedido pasar para buscar sus últimas ropas en pleno proceso de un divorcio complicado, y donde él tuvo a mano dos cuchillos con los que la atacó. Le causó 74 lesiones, ocho por golpes y 66 heridas de arma blanca; con una de ellas degolló a la madre de sus tres hijos, a los que quizás nunca más vuelva a ver.

¿Qué pasó aquella mañana, hace casi siete años? La materialidad del crimen es incuestionable. La imagen de Farré con saco y camisa celeste a cuadros, reducido en el piso con las manos a la espalda y su rostro ensangrentado, son el elocuente epílogo de una secuencia inenarrable y mortal. Que estaba en medio de un divorcio conflictivo tampoco estaba en discusión. También era un hecho que la víctima había...

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