Asesinos. Estranguló a su esposa, arrojó a un precipicio a su hijo, lo liberaron y, diez años después, volvió a matar por duplicado

Ramón Laso

Mercedes Lamas, auxiliar del hospital Juan XXIII, estaba devastada. Su esposo, Maurici Font Ruiz , y su hermana, Julia , habían desaparecido hacía dos años en Jardins del Imperi, en Els Pallaresos, Tarragona ; algo en su interior le decía que les había pasado algo muy malo; hacía oídos sordos a lo que afirmaba su cuñado, Ramón Laso Moreno , que con insistencia afirmaba que se habían fugado del pueblo, el 27 de marzo de 2009.

Pero había muchas cosas extrañas: en tanto tiempo, ninguno de ellos había hecho movimientos de cuentas bancarias o llamadas con sus celulares; ni siquiera había constancias de que Maurici, que tenía diabetes, hubiese buscado acceder a la insulina que necesitaba como el aire. Ese hombre enfermo y depresivo apenas se podía mover sin ayuda de su esposa.

Las objeciones del hombre que había sido la última pareja de su hermana y, sobre todo, su indiferencia total ante la absoluta falta de noticias de Maurici y Julia, hicieron crecer lentamente las sospechas en Mercedes. A ella, además, la carcomía la culpa: durante cinco años, había mantenido relaciones sexuales con su cuñado un puñado de veces; él le decía que su vida con Julia era un hastío, que la relación era un infierno, y le pedía que se fueran juntos. Se había obsesionado. Pero eso no explicaba nada.

Ramón Laso, en una entrevista televisiva, tras su segunda detención

Hasta que la revelación de una conocida que había trabajado en el sistema de prisiones catalán hizo el resto: dos décadas atrás, y con un año de diferencia, la primera esposa de su cuñado, Dolors Camacho, y el pequeño Daniel, su hijo, habían sido víctimas de horrendas muertes por las cuales Ramón Laso, había purgado, increíblemente, una corta condena, amparado en los vericuetos del sistema judicial español de la época.

Mercedes contrató a Jorge Colomar, un detective privado que veinte años antes había investigado a Laso por aquellas dos muertes en Amposta, a orillas del Ebro, el caudaloso río del noroeste español que desemboca en delta en el Mediterráneo. Lama -y prácticamente todos en Els Pallaresos, pequeño pueblo del interior de Cataluña- se enteraron entonces del turbio pasado del hombre que decía que su compañera y el marido de su cuñada eran "un par de sinvergüenzas" que habían huido juntos en el auto de ella, que habían dejado abandonado en una parada de ómnibus de La Pedrera, cerca de la costa del Mediterráneo y del espectacular anfiteatro romano de la milenaria Tarraco.

Daniel, el hijo...

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