Asesinato de las francesas: careo entre un acusado y un testigo

SALTA.- Fue uno de los momentos de mayor tensión desde que comenzó por el homicidio de las turistas francesas: tras la anuencia de su abogado defensor, Daniel Vilte aceptó ayer someterse a un que lo contradecía en sus dichos y, de golpe, todo fue expectativa en el salón del tribunal.

Esposado, con la imperturbabilidad propia de un yogui, sin siquiera parpadear, el imputado se sentó frente a Daniel Rivadera, un comerciante de General Lavalle a quien presuntamente había acudido para adquirir un revólver y luego venderlo a un interesado, como intermediario. Era el tipo de "changas" que dijo Vilte que solía hacer como forma de sustento; también su coartada para explicar que el revólver .22 que él ofrecía no era una de las armas con las que fueron asesinadas Cassandre Bouvier y Houria Moumni, sino un simple "negocio" de ocasión.

Vilte había afirmado que Rivadera le había mostrado en el fondo de su negocio un revólver negro calibre .22 por el que le había pedido 500 pesos. Pero éste lo negó una y otra vez. El careo fue de menos de dos minutos:

"Quiero que digas si vos no me mostraste un arma, porque yo sí vi un arma", dijo con voz serena Vilte. Rivadera, de entrada, ante el silencio y el escudriñamiento de toda la sala, se exaltó: "Nunca te mostré un arma", respondió.

Impasible, sin levantar la voz, Vilte le repitió que cuando se la mostró, llamó el interesado y, conocido el precio, éste dijo que era muy caro y el negocio no se concretó. "Hablamos de un arma, pero no te mostré ninguna", insistió el testigo, ganado por los nervios. "Vos sabés que sí...", le dijo Vilte. "¿Querés que mienta?", contraatacó el otro.

El suceso, que mostró la frialdad discursiva y emocional de Vilte, es apenas una muestra del tipo de debate minucioso, revisionista en cada uno de los indicios que ocupan a las partes, en un proceso donde nadie sabe quién miente ni quién dice la verdad. Es tal la falta de certeza, la duda constante, abrumadora, ante cada indicio abierto a debate -especialmente los referidos a los imputados Vilte y Santos Vera- que pocos ayer arriesgaban un parecer. Aunque la querella se inclinó por creerle en aquel punto menor al imputado.

En busca de llegar a la verdad, los jueces se muestran permeables a...

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