El asesinato de Boris Nemtsov

Hace pocos días, el político liberal ruso Boris Nemtsov, uno de los líderes del movimiento Solidarnost y abierto crítico de Vladimir Putin, caía asesinado de cuatro balazos, recibidos por la espalda, a muy pocas cuadras de los muros que rodean el Kremlin.

Días después, alrededor de 50.000 personas desfilaron en riguroso silencio por las calles de Moscú para darle un emocionado y angustiado adiós, absolutamente conscientes de lo que esa muerte significa para la sociedad rusa: que ningún dirigente opositor tiene la vida garantizada en la autoritaria y desafiante Rusia de Putin. Y, peor aún, que el noble ideal que Nemtsov perseguía, el de un país democrático y normal, perdió con su muerte la posibilidad de concretarse.

Embargados por una sensación dura y triste, marcharon de una manera muy parecida a la de los muchos argentinos que lo hicieron también en silencio por las calles de Buenos Aires, bajo una lluvia torrencial, para despedir y homenajear al fiscal Alberto Nisman.

El velatorio de Boris Nemtsov, un físico de 55 años de edad, tuvo lugar en el simbólico museo Sakharov, que ha sido dedicado nada menos que a la lucha por la vigencia de los derechos humanos y está discretamente emplazado en las orillas de un arroyo tributario del río Moscú.

Con la muerte de Nemtsov, el representante más activo de la oposición real a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR