El arte del cuarteto según Barenboim

De las tres piezas que Mozart había planeado escribir quedaron únicamente dos, puesto que, tras el primero de los cuartetos, el editor Hoffmeister rescindió el contrato alegando que era demasiado difícil para el público amateur veinés de la época. Mozart estuvo de acuerdo.Evidentemente, la austeridad epigramática del Cuarteto en sol menor K. 478 era un poco demasiado para cualquier expectativa (y la verdad es que nadie esperaba un cuarteto así). Como sea, tanto este cuarteto como su sucesor, el K. 493 en mi bemol mayor, son dos obras maestras en el sentido más literal; masterpieces que nunca brillaron tanto como en esta grabación de junto con su hijo Michael en violín, Yulia Deyneka en viola y Kian Soltani en chelo.Este cuarteto ya había tenido una preparación con el trío Barenboim-Barenboim-Soltani, que escuchamos el año pasado en Buenos Aires en un programa dedicado íntegramente a Beethoven. Michael y Soltani integran la Orquesta del Diván, mientras que Deyneka es primera viola en la Staastkapelle Berlin -la otra orquesta de Barenboim-, además de docente en la Barenboim-Said Akademie. El maestro argentino está en confianza, y esa es probablemente la condición de posibilidad para cualquier formación de cámara y para este cuarteto en particular.Ya desde sus grabaciones de los años sesenta con Jacqueline du Pré y Pinchas Zukerman sabemos que Barenboim es también un maestro del repertorio de cámara. Aquí vuelve a demostrarlo. Hay que escuchar el Cuarteto en sol menor, esa tonalidad que Mozart reservaba para ocasiones...

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