El arqueólogo que soñó con matar a Hitler y Mussolini

MADRID.- "El tren de Florencia a Roma tardaba unas horas. Ranuccio Bianchi Bandinelli tenía tiempo de sobra para pensar. Así que se sumergió en una tormenta de ideas. Tenía 38 años y el peso de la Historia en sus hombros. Por la ventana, veía la primavera de 1938. Por dentro, discutía con el destino. Hacía falta alguien que acompañara a Hitler y Mussolini en la visita del Führer por el Lacio y la Toscana. Hombre mundano, experto de arte romano y arqueología, con un alemán fluido y la afiliación al partido fascista, Bandinelli era perfecto. Salvo por un detalle, que en Roma desconocían: había jurado fidelidad a la dictadura solo para seguir ejerciendo como profesor. En él, en realidad, ardía el fuego del antifascismo. El mismo que le sugirió la idea de incendiar también a los dos dictadores. Así lo confesó ese día a su diario: "Si un atentado doble puede ser organizado, esta es la ocasión".

Pero, ¿sería capaz de hacerlo? Si él mismo dudaba, 80 años después Enrico Caria tampoco podía creer lo que leía. Invitado a la villa de los herederos del estudioso, el cineasta halló la autobiografía Diario de un burgués. La abrió, la hojeó y llegó al capítulo "El viaje del Führer en Italia". Empezó a leer en voz alta. "Todos", recuerda, "se quedaron atrapados. Yo el primero. Una semana después propuse la película al Instituto Luce [el principal archivo italiano de cine]". El documental El hombre que no cambió la Historia se presenta estos días en el festival de Venecia, fuera de competencia.

El título no es ningún spoiler. Cualquiera sabe que Mussolini e Hitler siguieron vivos y aprovecharon para cometer las peores atrocidades que el siglo XX recuerde. Pero pocos conocen el relato de cómo su cicerone se pasó cuatro días explicándoles los secretos de Miguel Ángel a la vez que planeaba cómo cancelarlos de la faz de la Tierra. De contarlo se encarga Caria, con una mezcla de imágenes de archivo, dibujos animados y filmaciones actuales, mucho humor y una voz que lee los diarios del arqueólogo. "Creo que Bandinelli vivió la posibilidad de matar a los dos tiranos sacrificando su propia vida con el mismo estado de ánimo de quien sube a una azotea para lanzarse. Una vez arriba, todo es posible", asegura el director. Al fin y al cabo, el cambio de rumbo era la esencia del toscano: "Nace aristocrático pero para interpretar su tiempo abraza el materialismo histórico de Marx. Es un artista dotado, pero gana su curiosidad de estudioso. Su capacidad de desviarse de...

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