Más armas largas en las calles, un mayor riesgo para todos

El delincuente que ayer baleó a varios policías bonaerenses en la ciudad de San Justo puso en evidencia uno de los mayores riesgos estratégicos que enfrenta en la actualidad la seguridad pública argentina: la irrupción en las calles de las peligrosas armas tácticas. No se trata de armamento robado a unidades militares o a dependencias policiales -sucesos que de por sí ocurren a menudo-, sino de los llamados fusiles de asalto, armas de alto poder de fuego, que llegan desde el exterior por alguna línea de contrabando, posiblemente montada sobre la logística del narcotráfico.

Estos casos se reiteran con mucha frecuencia. Se encuentran fusiles y ametralladoras en allanamientos a bandas narcotraficantes y hasta en delincuentes, sin mayor organización, que se dedican a realizar entraderas.

En el debate público sobre seguridad se insertó el tema del narcotráfico, pero en casi todos los casos no se avanzó más allá del debate moral sobre el consumo de drogas y de las formas de evitar la venta de estupefacientes. Las voces públicas aún no descubrieron el peligro central de la organización de criminales alrededor del narcotráfico: la disputa armada de territorios.

Con algo de desconocimiento y mucho de búsqueda de impacto inmediato se trazan relaciones entre las situaciones narcotraficantes de México y Colombia con lo que ocurre en la Argentina. La presencia local de grupos narcos de esas zonas es visible en arrestos y ajustes de cuentas, pero los hombres de las fuerzas de seguridad siempre miraron más como espejo posible a los sucesos de Brasil que a otros carteles internacionales. Y allí se dio una carrera armamentista que ahora aquí parece iniciarse.

Fusiles en favelas

En los últimos años muchos especialistas de seguridad locales escucharon varias veces a funcionarios y policías de Río de Janeiro. La experiencia de los "pacificadores" de favelas es conocida por todos, aunque menos saben por qué se llegó a...