Armas de juguete para una guerra sin estrategia

El presidente Alberto Fernández

Aunque no utilizó el término en su mensaje de esta noche, la inoportuna declaración presidencial de "guerra" contra la inflación endémica arraigada en la Argentina sólo oculta la existencia de soldados y armas de juguete, tan antiguas como ineficaces para frenar el avance de los precios . Menos aun cuando el Gobierno actúa como una especie de armada Brancaleone, sin estrategia ni liderazgo, que corre detrás de los acontecimientos.

No hay nada nuevo bajo el sol, excepto la aprobación contrarreloj por el Congreso de la reestructuración de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que evita un desastre pero no resuelve el drama de la estanflación y su correlato de mayor pobreza . Para peor, las metas de ajuste fiscal y monetario (nominales fijas, no con relación al PBI) y de acumulación de reservas, que meses atrás podrían haber mejorado las expectativas económicas, van camino a quedar prematuramente desactualizadas tras la invasión de Putin a Ucrania y su impacto alcista sobre los precios internacionales de energía y alimentos. Y la proyección de inflación en un rango de 38 a 48% anual dejó de ser creíble para propios y extraños, que esperan un nivel más alto como herramienta de licuación del gasto público en términos reales.

Aunque el entendimiento con el FMI prevé acuerdos de precios y salarios (el Presidente se refirió en su discurso -en forma genérica- a "acuerdos con diferentes sectores"), éstos sólo sirven como complemento, pero no como sustituto de un plan económico que brilla por su ausencia. Ni tampoco con las consabidas amenazas de aplicar la vetusta ley de Abastecimiento. A falta de ideas, hay un parche específico como la ampliación del fideicomiso para acotar el alza de los precios internos del trigo y la harina, a costa del desaliento del campo, mientras quedó en suspenso - al menos hasta hoy- la suba de retenciones a la exportación de aceite y harina de soja, que revierte la baja acordada hace dos años con el sector agroexportador y tiene un fin exclusivamente recaudatorio. Sin un cambio de régimen económico, que en el mejor de los casos podría producirse a fin de 2023 con un nuevo gobierno, la guerra contra la inflación va a seguir siendo interminable para desgracia de los amplios sectores más empobrecidos de la sociedad. La pérdida de valor del peso, que sufrió la quita de 13 ceros en poco más de 50 años, moldeó en la vida cotidiana una cultura defensiva frente a la convivencia forzada con...

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