LA ARGENTINA SE ENCOMENDÓ A UNA LOTERIA Y SALIO ESPANTADA

SANTA FE.– Lejos de sentirse envuelto por esa inmensidad de los lugares que aceleran el corazón, la Argentina tragó saliva por el vértigo. Quedó espantada. Dio otro paso hacia adelante cuando los ojos se le volvieron a las órbitas y, sin más, se imaginó que había neutralizado el mareo. Nada más lejano. Convivió en toda la Copa América con una dualidad que, a la larga, le provocó más angustia que libertad. Tan delgado se dibujó el borde por el que se movió que no se entendió bien cómo, a veces, se afirmó sobre sus suelas. Se sostuvo. Apenas supo que se sostuvo. Cuando la inestabilidad defensiva pareció tumbarlo, se mantuvo en la cornisa por el tonificado bíceps de alguna individualidad. No alcanzó. Fue imposible: hace tiempo que se mece entre lo imprevisible. Y, al final, lo único cantado fue el... final.Eliminado por Uruguay en los penales, como hace rato, el seleccionado convivió con el riesgo más genuino. Demasiado tiempo transcurrió para que, en un estricto sentido, todo siguiera igual. No se frenó el daño estructural. Tanto que pareció seguirse las huellas del equipo maradoniano que supo del viento cambiante en Sudáfrica 2010. Anoche, otra vez se balanceó entre la loca idea de quedarse fuera de "su" Copa América por las desventuras de la última línea, sobre todo entre los zagueros, hasta pensar en enderezarse como un firme candidato por el potencial ofensivo que puede desplegar. Nada más. Que lo hay, lo hay... Pero a partir de hoy la Argentina convive con la desazón de una historia sentenciada, de otro enunciado entre garabatos confusos.Quedó en la cornisa, sin arnés ni sustento, porque a estas alturas de la competencia bien pudo hablarse de unos y otros. Los de atrás, que dudaron, fallaron hasta que... volvieron a titubear. De Burdisso hasta Milito, con los altibajos de los laterales, Zabaleta y Zanetti, de por medio. Y los de adelante, que se movieron, que intentaron, que acecharon y que, pese las intermitencias, dejaron en claro que algo podía pasar de repente. De Messi, como en sus tiempos de Barcelona como N° 8...

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