Para la Argentina, un espejo engañoso

Cuando el próximo 3 de mayo llegue a Brasilia la antorcha olímpica, será casi un milagro encontrar quien la reciba. Para esa fecha, . Y , el vicepresidente, estará diagramando su gabinete.

Contra Dilma se alinearon cuatro astros: recesión económica, un megaescándalo de corrupción, protestas callejeras y pérdida de apoyo parlamentario. Está estudiado: no hay liderazgo que pueda doblegar esa combinación de fuerzas.

En el . Ninguno de los factores que determinan la caída está entre las razones formales del impeachment. A Rousseff se la condena por adulterar la contabilidad fiscal. No es un delito penal, sino un "crimen de responsabilidad". Es verdad que sobre ella pesan la sospecha de que financió su campaña con dinero negro de Petrobras. Pero si el máximo tribunal electoral lo verificara, voltearía también a Temer, el próximo presidente. Numerosos legisladores que votaron a favor del juicio político están involucrados en el negociado de la petrolera. Por eso el PT denuncia que muchos corruptos están condenando a alguien decente.

Estas incongruencias están sepultadas bajo una corriente de regeneración política originada en la justicia. El juez federal Sergio Moro llevó adelante 1114 procedimientos y mandó a 134 poderosos a la cárcel. Entre ellos está el mayor empresario del país, Marcelo Odebrecht. Moro, convertido en un héroe nacional, avanzó también sobre los políticos, hasta llegar al máximo líder oficialista: , a quien mandó buscar con la policía para tomar declaración.

una imagen deformada a la Argentina. En 2004, Moro estudió el proceso mani pulite (), que en 1992 produjo en Italia una revolución en cámara lenta. Extrajo una lección: como la corrupción suele ocultarse en sofisticados montajes institucionales, es indispensable contar con arrepentidos que ofrezcan precisiones sobre los delitos. Y para que los delincuentes se arrepientan hace falta meterlos en la cárcel. El método desata reacciones en cadena: el preso que supone que en otra celda alguien lo delata, pide confesar sus fechorías para negociar la pena. La otra enseñanza de los fiscales italianos fue que las investigaciones deben legitimarse ante la opinión pública con la filtración de datos a la prensa.

Los jueces y fiscales argentinos comienzan a imitar estos antecedentes. Leonardo Fariña inauguró el régimen del arrepentido, previsto para casos de lavado de dinero. El viernes pasado amplió su declaración. Mencionó a un presunto testaferro de Báez, a un crucial abogado...

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