El arco se agranda para Rodríguez

Los hinchas de Independiente se encontraron el domingo con que no tenían arquero al que festejar. Obviamente, a Saja trataron de fastidiarlo todo lo posible con una incontable cantidad de serpentinas. Después, los 90 minutos desmostrarían que el guardavallas de Racing tuvo más trabajo juntando rollos de papel que con los ataques rivales.

El transcurso del clásico tampoco modificó en los hinchas esa sensación de frialdad, de distancia, que traían con Diego Rodríguez. Como si lo miraran de reojo, una observación escrutadora sobre alguien que está muy lejos de ser un desconocido. El Ruso Rodríguez, junto con Martín Benítez, era uno de los dos entre los 11 titulares que se formó en las divisiones inferiores. Es alguien plenamente identificado con el club, convertido en referente por haber atravesado circunstancias cruciales en la historia reciente: descenso, ascenso y este intento de resurgimiento futbolístico con la conducción de Hugo Moyano.

Debutó en junio de 2011, con Mohamed en la dirección técnica, en un 5-1 a Huracán, aunque no volvió a aparecer en primera hasta nueve meses después. Fue una especie de segundo bautismo de fuego y ya no salió más de la formación. Corría marzo de 2012 y Cristian Díaz, técnico interino en reemplazo de Ramón Díaz, sorprendió al elegirlo para ir a la Bombonera. Era la época en que Independiente tenía varias opciones para el puesto: Hilario Navarro, Gabbarini, Assmann. En un clásico increíble, Independiente ganó 5-4 y a Rodríguez se le notó la inexperiencia en un par de goles, pero desde entonces consiguió una continuidad que se mantiene hasta estos días.

Se consolidó en la B...

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