Un apoyo improcedente al expresidente Lula

Resulta, cuando menos preocupante, la reciente declaración de algunos dirigentes políticos y sociales, de periodistas y actores de nuestro país en favor de la liberación del expresidente de Brasil Inacio Lula da Silva, condenado por corrupción y lavado de dinero.Y es preocupante, en principio, por dos aspectos que no pueden soslayarse. El primero: que la Justicia brasileña ya se ha pronunciado en tres instancias en el primero de los juicios orales que enfrenta Lula, lo cual habla del grado de comprobación que existe sobre los actos ilícitos de los que se lo acusa. Y, en segundo término, porque entre quienes lo apoyan se encuentran dirigentes que deberían dar ejemplo de respeto por la independencia de poderes en otras naciones y -de más está decirlo- en la nuestra.a Lula resulta por lo demás, inquietante. Ambos son candidatos a presidente y vicepresidente de la Nación, respectivamente, y acaban de mostrar un poderío electoral en las últimas PASO que debería llevarlos a extremar los cuidados respecto de la responsabilidad que les cabe sobre sus dichos y gestos públicos.La propia expresidenta enfrenta en nuestro país múltiples procesamientos judiciales y dictados de prisión preventiva por delitos graves contra la administración pública. Alberto Fernández, en tanto, ha dicho que "algún día" varios de los magistrados que entienden en causas de corrupción protagonizadas por dirigentes kirchneristas "van a tener que explicar las barrabasadas que escribieron para cumplir con el poder de turno". El tono amenazante de esas declaraciones adquiere todavía más envergadura por provenir de quienes provienen.En opinión de muchos de los dirigentes locales que apoyan a Lula, este ha sido víctima de "una injusticia", de una "conspiración y persecución política, mediática y judicial que se da en todo el continente con los gobiernos que defienden los intereses populares". Los tildan de "presos políticos", buscando victimizarlos cuando, en rigor, se trata nada más y nada menos que de políticos presos por actos gravísimos cometidos contra los Estados.El derrotero judicial del caso de Lula da Silva da muestras acabadas de esto que sostenemos. Fue condenado en 2017 en el contexto de la causa conocida como Lava Jato por Sergio Moro, entonces juez federal de la ciudad de Curitiba. Un año más tarde, ese fallo fue ratificado por el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre, que dispuso una pena de 12 años y un mes de prisión para el exmandatario. Luego de esas dos...

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