'Apostamos por la Argentina': con hijos de 1 y 3, se fueron a trabajar a un viñedo francés para traer los aprendizajes

Una aventura en familia.

Juliana Rauek y Felipe Azcona atravesaron parte de la campiña francesa, maravillados. Atrás había quedado el bullicio de Lyon para darle paso a las postales anheladas. Con miradas cómplices, se dejaron envolver por la magia del silencio y el aroma exhalado por árboles y viñedos, suspendidos en la atmósfera, y que los acompañó durante todo el viaje.

Malleval, el pueblito situado en la región de Ródano-Alpes, los aguardaba con la misma calma predominante en los paisajes previos. Ante ellos emergió el que sería su nuevo hogar por los siguientes meses, una comuna de arquitectura medieval de apenas 600 habitantes, compuesta por casas muy antiguas que parecían formar parte de un cuento de hadas.

A simple vista, el tiempo parecía haberse paralizado, pero con el paso de los días, pronto descubrieron que aquello era apenas una ilusión: "Nos impactó la infraestructura y el acceso a los servicios en un pueblo tan pequeño. Fue increíble darnos cuenta de esto, en especial porque habíamos llegado con nuestros dos hijos pequeños, Josefina de 3, e Iker, de 1 año", rememora Felipe al contar su historia.

La pareja argentina quedó maravillada ante los paisajes de la campiña francesa.

Una aventura arriesgada hacia la campiña francesa

Su estadía no sería permanente, pero decidieron dejar su hogar en San Juan y vivirla como si lo fuera. Juliana, una enóloga mendocina, y Felipe, un ingeniero agrónomo, habían decidido emprender a sus 33 años una gran aventura familiar que muchos consideraron arriesgada.

Dueños de una pequeña bodega artesanal en Santa Lucía, que trabaja con uvas que crecen a 1400 metros de altura en el Valle de Pedernal, desde 2013 vieron crecer su emprendimiento, siempre a base de estudio y esfuerzo: "Comenzamos elaborando en el garage y hoy estamos en el proceso de recuperar una bodega abandonada en San Juan, para pronto abrirla al turismo. Hacemos mucho foco en la calidad y la genuinidad, elaboramos 12.0000 botellas (Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Pinot Noir, Merlot y Sauvignon Blanc), todas partidas pequeñas y single vineyards , que por suerte se agotan todos los años", cuenta Felipe con orgullo.

"Decidimos irnos una temporada a vivir en la campiña francesa porque queríamos seguir aprendiendo. Para nosotros este viaje fue como un posgrado. En el vino, así como en la gastronomía, hay mucho que se aprende desde lo teórico y hay cosas que solo pueden incorporarse desde lo práctico. Para entender un terroir y la cosmovisión de los productores del Ródano, quisimos estar en la `cocina´ de una bodega...

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