El apocalipsis sobre ruedas

No hay nada. Nada más que kilómetros y kilómetros de desierto. Seco, árido hasta decir basta. El polvo y el sol, implacables, se complotan para crear espejismos, visiones de otro mundo más verde, más vivo, más viejo. Y del que sólo sobreviven las rutas, los motores y algunos pocos humanos con casi nada de humanidad en ellos, guerreros del aceite, la nafta, la velocidad y nada más. Un mundo donde el apocalipsis ya pasó, pero siempre es ahora. Ése es el planeta pura tierra en el que sobrevive Max Rocantansky, más conocido como Mad Max, más conocido como el papel que hizo de Mel Gibson una estrella del cine. Un personaje y un universo creado por el guionista, director y productor australiano George Miller que 36 años después del estreno de la primera parte de la trilogía decidió volver a los caminos.

"No hace falta estar loco para hacer una película de Mad Max, pero ayuda bastante", decía Miller el año pasado en Comic-Con a donde llegó para presentar ante el público y un reducido grupo de prensa internacional (entre los que estaba LA NACION) Mad Max: furia en el camino, que se estrena hoy en la Argentina.

Y aunque el director estaba haciendo una broma con su falta de cordura, lo cierto es que después de su detallada descripción de los seis meses de rodaje en Namibia -los planes de filmar en su Australia natal fueron arruinados por las inclemencias del clima-, del desafío de trabajar con trescientos extras por día y de las innumerables tomas de los impresionantes vehículos que son parte esencial de la trama, uno empieza a preguntarse por qué el reconocido cineasta decidió volver.

"Después de mi experiencia en el cine animado [dirigió las dos Happy Feet] necesitaba de la emoción algo masoquista de hacer una película en el desierto, chocando coches todos los días y arriesgando a que las cosas pudieran salir realmente mal. No es un relanzamiento. Y no es una secuela. La mejor descripción que se me ocurrió es que es una revisión, una segunda vuelta. Nos propusimos hacer una película de persecuciones y eso es exactamente: una persecución de 120 minutos. Y en el transcurso de esa persecución, descubrimos algunas relaciones y vínculos como soporte de la historia. En ese sentido, es la más cercana a Mad Max 2 y la idea en esta nueva visita a este mundo era aprovechar la oportunidad para describirlo más detalladamente. Ahora tenemos la tecnología para hacerlo, para poner las cámaras en lugares donde no estarían en circunstancias normales y donde no...

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