Apatía, pujas personales e incertidumbre en el proceso preelectoral

Apatía e incertidumbre en estas elecciones

Falta poco y falta mucho para que el ciclo electoral de este año entre en su etapa candente. El 14 de julio sabremos cuántos partidos o coaliciones participarán. Las dudas respecto de las candidaturas quedarán despejadas el 24. La campaña comenzará formalmente el 8 de agosto. Y las PASO serán el 12 de septiembre. Ahí tendremos un panorama más preciso para finalmente entender los contornos del balance de poder que definirán los comicios del 14 de noviembre.

Ese día responderemos interrogantes claves. Algunos sondeos sugieren que alrededor del 40% de la sociedad, abrumada por la crisis económica, la creciente inseguridad y la pandemia, decepcionada del conjunto de la clase política y con casi nulas perspectivas de que las cosas vayan a mejorar, está desinteresada del proceso electoral en particular y de la política en general. A diferencia de lo que ocurre en los segmentos más educados, en especial entre los jóvenes, muchos de los cuales tiraron la toalla y buscan emigrar, esta desafección se expresa como frustración, pesimismo e incredulidad. ¿Implicará una relativamente baja participación, como ocurrió el domingo pasado en Jujuy? Se trata de un fenómeno bastante generalizado que ya se vio en Chile (donde el voto no es obligatorio), e incluso en Francia. ¿Habrá, por el contrario, un entusiasmo especial derivado de candidaturas convocantes que renueven la vocación participativa, como sucedió en las últimas elecciones en EE.UU., donde la figura de Trump galvanizó a la opinión pública al punto de que hubo un récord de sufragios? Con los que obtuvo el candidato republicano -de regreso a la política activa con visitas a la frontera caliente de Texas y a zonas rurales de Ohio- hubiese sido el más votado en elecciones previas, uno de sus argumentos de que hubo fraude, algo en lo que cree el 30% el electorado norteamericano.

¿Tendremos candidatos con el carisma o la popularidad para hacer una diferencia similar? ¿Se ratificará la vigencia de la sempiterna grieta o surgirán fuerzas que conmuevan el statu quo? ¿Habrá personajes dentro de las dos coaliciones mayoritarias con los atributos y las capacidades para entusiasmar a sus bases y vigorizar las campañas?

La segunda duda es si esta inusual experiencia kirchnerista, la primera con un liderazgo presidencial tan débil , tendrá la oportunidad de recuperar iniciativa demostrando un sustento electoral contundente como para consolidarse como la primera minoría...

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