Antropofagia y canibalismo ¿perversión o cuestión cultural?

AutorMaría L. Quiñones Urquiza
Quiñones Urquiza, Antropofagia y canibalismo ¿perversión o cuestión cultural?
1
Antropofagia y canibalismo
¿perversión o cuestión cultural?*
Por María L. Quiñones Urquiza
La estadística y las normas jurídicas podrían ayudarnos a saber de qué habla-
mos cuando nos referimos a la normalidad. Las normas se basan en un modelo ideal
de “deber ser”, es decir las leyes que regulan la vida del hombre dentro de una so-
ciedad, quien se adapte a estas leyes podría ser considerado “normal” y quien reali-
zara actos ajenos a las normas por su propia voluntad en estado de lucidez, sería
culpable de realizar un acto antijurídico. A su vez los delitos son actos tipificados, es
decir no forman parte de una costumbre, sino de un actuar u omisión típicos y pre-
vistos en las legislaciones de cada país.
El término medio en estadística, nos dice cómo es un conjunto de personas. Si
tomamos a la estadística como eje, podemos acercarnos un poco quizás a la objeti-
vidad en tanto que unifica las subjetividades, es decir en algo comulgan todos, en
algo se identifican ya sea por la religión que el grupo elige, el tipo de calzado, la zo-
na que prefiere para vivir, la profesión, así vemos como se reflejan las manifestacio-
nes de un universo de la sociedad, el mayor porcentaje mide lo que es, lo que no es
más un “deber ser”, ya vemos pues como en determinados países es aceptada la
poligamia masculina (países árabes), el matriarcado (Atapascas en Alaska), el ca-
samiento arreglado por los padres desde temprana edad de los hijos (India), el femi-
nismo (Suecia), etcétera.
Siguiendo esta línea de pensamiento, el normal sería quien no se aleja de los
patrones de conducta típicos, es decir del orden aparente que emerge del orden
subyacente. Pensando así, todos los singulares o raros, que sobresalen de la media
por su personalidad avasallante e inteligencia como, por ejemplo, Sigmund Freud
quien para defender la existencia del subconsciente decía que el YO, no es dueño ni
en su propia casa; Leonardo da Vinci que en su época bosquejaba aviones, o Dalí,
podrían estar mezclados junto con los depravados o asesinos. Me referiré a los atí-
picos o psicópatas como a quienes hacen sufrir a la sociedad debido a su anomalía.
Sabemos que algunas sociedades permiten y hasta celebran ciertas picardías
como, por ejemplo, evadir impuestos, estacionar mal el auto “sólo por 5 minutos”,
etcétera. No es lo mismo una persona que tira basura en la vía pública, a una perso-
na que comete un asesinato. En algunos países se reconoce como asesino al que
mata por dinero y roba el bien más preciado que tiene el hombre, es decir su vida.
La carátula de asesinato viene acompañada de alevosía, además esa vida debe te-
ner un precio: un bien tangible o intangible, como lo es otro “favor” como en el caso
de algunas mafias. Esta prenda le servirá de incentivo al asesino para ensañarse, es
decir descargar todo su sadismo durante la llamada “tormenta psicopática”.
Poco visto en las urbes es si el homicidio es sólo un medio para culminar en la
antropofagia. En algunos países en caso de profanaciones de tumbas para cometer
* Extraído del artículo publicado en la revista electrónica “Archivos de Criminología, Criminalís-
tica y Seguridad Privada”, vol. I, agosto - diciembre, México, 2008, editada por la Sociedad Mexicana
de Criminología Capítulo Nuevo León A.C. (www.somecrimnl.es.tl). Bibliografía recomendada.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR