Aníbal en el país de las maravillas

Hace años que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se caracteriza por responder preguntas del periodismo con un pretendido ingenio chabacano que en esencia consiste en agredir a sus oponentes mediante la burla y la falsificación de los hechos en beneficio del Gobierno.

Su rapidez para la réplica y cierta chispa arrabalera podrían ser consideradas habilidades útiles para descollar en la charla de café o en un discurso ante sus partidarios. Pero el ejercicio constante de esas aparentes "virtudes" por parte del jefe de los ministros y figura relevante del Gobierno consiste en un verdadero abuso que, además, desdibuja y degrada la política hasta reducirla a una contienda personal en la que siempre procura rebajar al rival mediante la descalificación personal y, si es mujer, humillarla y maltratarla con expresiones de un machismo desaforado.

"El índice de precios del Gobierno es algo muy serio", afirmó sin sonrojarse en mayo pasado, cuando es sabido que el Indec viene adulterando ese índice, por lo cual se recurre a los que elaboran consultoras privadas y difunde un grupo de legisladores nacionales de la oposición para evitar que precisamente el Gobierno las sancione. Al llamado "índice Congreso", Fernández lo calificó de "berretada" y "revoleo", del mismo modo que alguna vez tildó de mera "sensación" a la creciente ola de inseguridad.

Luego de que Mirtha Legrand opinara que el gobierno de Cristina Kirchner tenía características de una "dictadura", el jefe de Gabinete se despachó: "Perdió los frenos inhibitorios, no sé si por la edad o por qué razón. Cualquier cosa que le viene a la boca lo dice y, como tiene una posición como tantos de los odiadores del Gobierno, lo hace público". Quien ha perdido imperdonablemente los estribos ha sido él, no Mirtha Legrand, quien está en todo su derecho de ejercer la crítica. En cambio, es Fernández quien debería contener su tendencia a amedrentar a otros comunicadores.

La mención a la edad de la citada conductora televisiva lo muestra ya no en una actitud de nula caballerosidad, sino en toda la bajeza de que es capaz este verdadero abusador verbal, como lo demostró al intentar descalificar a una de sus víctimas preferidas: "[Elisa] Carrió, con la bikini en la mano, está preocupada por cómo va a hacer para cruzar el río e ir a Punta del Este", afirmó durante el conflicto por el bloqueo que llevaban a cabo los asambleístas de Gualeguaychú en protesta por la pastera Botnia en Uruguay.

Ya en 2008 había...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR