Angela y Cristina, dos mujeres en pugna

Crisis, indignación, caída de las grandes capitales: el mundo se acerca a su fin. Sólo la aparición de un hombre providencial puede salvarlo. Pero no hay hombres. Mejor dicho: hay, pero no califican. Se necesitarían héroes como los de otros tiempos. Hombres como Churchill, como Roosevelt, como Eisenhower, preparados para ajustarse la capa, desenvainar la espada y lanzarse a enfrentar a los dragones. Héroes. Sin ser peyorativos, cualquiera nota que no es lo mismo Sarkozy que De Gaulle. Pero, ¿cómo comparar a Sarkozy con De Gaulle sin ser peyorativos? Ojalá Stalin se quede para siempre donde está, pero es imposible ocultar que al lado suyo Putin parece un imitador de Daniel Craig en alguna secuela devaluada de James Bond. Antes el Tercer Mundo varonil era liderado por el majestuoso Gamal Abdel Nasser; ahora a los jeques orientales los corren por la calle sin consideración, temor ni respeto. Obama es una especie de Michael Jackson. Berlusconi resignó el trono en medio de burlas y mofas. El caballo pinto del general Perón es ahora completamente negro, en señal de duelo por la débil constitución masculina de los jinetes que lo sucedieron. El sexo fuerte se ha convertido en una piltrafa. Y justo ahora se presenta el tremendo año 2012. Por suerte quedan las mujeres.Pero, al revés que los hombres, las mujeres no son todas iguales. Es bella, pero falsa, la idea de que un mundo gobernado por mujeres será fatalmente un mundo más dulce, más humano, más conmiserativo. Hay mujeres que meten miedo, que al mirarte parecen decir: "Te voy a hacer pedazos". Mujeres con las que uno no quisiera encontrarse en una calle oscura, mujeres vengativas, condesas de Montecristo que no tienen piedad, de normas inflexibles, crueles y frías con quienes osan desobedecerlas. Digo este nombre con un temblor que me recorre el cuello: Angela Merkel.No me pasa solamente a mí. El inglés David Cameron, que en un arranque de locura se animó a contestarle que no, sufre ahora raptos de paranoia. Lo han instalado en una cámara insonorizada para prevenir ataques de pánico, recibe votos de censura de su vice, sueña que será lanzado al espacio exterior de un momento a otro. Y eso a pesar de que según las encuestas el 57 por ciento de sus irresponsables compatriotas respaldaron su negativa.Angela, básicamente sólo ella, le impuso a Occidente un ajuste inclemente. Quiere curar la economía con un purgante que no les dejará a los pacientes ni las tripas. El economista Paul Krugman tiró su premio Nobel a la...

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