El Ángel de la Muerte: el asesino múltiple Carlos Robledo Puch cumple hoy 70 años

Carlos Eduardo Robledo Puch, el mayor asesino múltiple de la historia argentina

Carlos Eduardo Robledo Puch y su cómplice y amigo, Jorge Antonio Ibáñez, saltaron la pared de la playa de estacionamiento vecina e irrumpieron en el local de venta de repuestos de automóviles "Gino", situado en Ricardo Gutiérrez al 1500, a menos de media cuadra del edificio de la Municipalidad de Vicente López. Dentro del negocio encontraron al sereno, José Bianchi, y a su esposa durmiendo. El hombre nunca los vio venir. Robledo Puch lo mató de dos balazos. El estruendo de los disparos despertó a la esposa del sereno. Entonces, Robledo Puch disparó otros dos balazos contra la mujer que, malherida, fue violada por Ibáñez. Con la seguridad de haber cumplido su faena asesina, Robledo Puch e Ibáñez abandonaron el local. Antes de marcharse, se llevaron $ 350.000 en efectivo que la pareja guardaba en el placard y una palanca de cambios de Fiat 600.

La esposa del sereno sobrevivió. Se arrastró hasta la vereda y pidió auxilio. Cuando los policías le tomaron declaración en el hospital recordó que un chico de cabello rubio y rulos le había disparado. Fue el 3 mayo de 1971 . Fue el primero de los 11 homicidios por los que Robledo Puch, conocido como El Ángel de la Muerte y que hoy cumple 70 años, fue condenado a reclusión perpetua. Lleva casi 50 años preso.

Carlos Robledo Puch al ser llevado detenido en 1972

Uno de los homicidios que le adjudicaron a Robledo Puch, pero cuya responsabilidad nunca fue probada, fue la muerte de su amigo Ibáñez. Ambos venían de dos noches sin dormir. Robledo Puch conducía alta velocidad la cupé Dodge GTX por el resbaladizo empedrado de Cabildo. Al llegar a la esquina de Congreso perdió el control del vehículo y chocó contra un taxi estacionado.

"Me desperté con el auto destruido del lado que viajaba Ibáñez. No me maté de casualidad. Pegué la cabeza contra el volante y el parabrisas", confesó, casi cincuenta años después, Robledo Puch a un guardiacárcel.

Todavía aturdido por la violencia del golpe, Robledo Puch, alcanzó a correr el cuerpo el Ibáñez y colocarlo en el asiento del conductor. Con esta maniobra evitó que le adjudicaran otro homicidio.

El hecho fue calificado como homicidio culposo y el sumario se instruyó en la por entonces comisaría 35a. de la Policía Federal. Tuvieron que pasar más de seis meses para que los efectivos de dicha seccional se dieran cuenta de que el joven involucrado en el choque, rubio, de rostro aniñado y físico...

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