Andrzej Wajda: El compromiso artístico y político del gran cronista de la historia de Polonia

Cuando Andrzej Wajda anunció, allá por 2012, que iba a dirigir una película sobre Lech Walesa, nadie se sorprendió. Era obvio, casi imperativo, que fuera él quien llevara al cine la historia de un personaje tan importante para la historia contemporánea polaca. No sólo por la admiración explícita que tenía por las luchas del famoso sindicato Solidaridad, perseguido obstinadamente por el régimen comunista de su país. También porque, vista en perspectiva en ese momento -y también ahora, cuando acabamos de enterarnos de la noticia de su muerte, a los 90 años, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria-, la carrera de este cineasta sensible y comprometido es una crónica detallada del derrotero político de Polonia, plagado de contratiempos y convulsiones.

Wajda había dado sus primeros pasos en el cine de la mano de Aleksander Ford, su gran maestro en la Escuela de Lodz, que empezó siendo "un estalinista ortodoxo" (así lo definió Roman Polanski, otro de sus discípulos) y terminó denunciando los horrores del gulag soviético. A lo largo de una carrera de 60 años, Wajda reflejó a su manera muchos sucesos claves para su país y también empezó apoyando el comunismo y terminó enfrentado con las rigideces y el autoritarismo del régimen consolidado luego del acuerdo de Potsdam, que intentó reordenar la Europa de posguerra en 1945.

Las miserias de la guerra

La obra de Wajda es una especie de manual que recorre acontecimientos ineludibles de la historia de su país: la independencia polaca (Pan Tadeusz), el gueto de Varsovia (Korczak), la matanza de más de 20.000 oficiales polacos por orden de Stalin (Katyn), la resistencia al nazismo y el anticomunismo (Cenizas y diamantes, potente cierre de una trilogía dedicada a las miserias de la guerra que completan Generación y Kanal) y, finalmente, la que sería su despedida, Walesa, un ardiente retrato, armado a partir del cruce entre ficción y documental, del sindicalista que terminó siendo presidente entre 1990 y 1995.

Continuidad necesaria, además, de El hombre de hierro, film dedicado a contar los orígenes de Solidaridad en los astilleros de Gdansk y Gdynia, que se llevó la Palma de Oro de Cannes en 1981 y lo consolidó en el plano internacional.

Al margen del Oscar honorífico que ganó en...

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