El amor más grande, el dolor más profundo

MARRAKECH (De un enviado especial).- Los ojos se mantienen vidriosos un buen rato. El sentimiento es genuino. ¡Vaya que lo es! El dolor nace de las entrañas. Esa angustia con imagen de estaca en el corazón de San Lorenzo hace mucho más grande a Leandro Romagnoli. Pipi, el ídolo, llora como un nene, pese a que intuía que ganarle a Real Madrid podría parecerse a la historia de Papá Noel. No le importaba. Llevaba la ilusión en lo más profundo y le costaba creer que se había desplomado. Todavía le cuesta. Y con él rompe en llanto todo el Ciclón. ¿A qué cuervo de ley no le gustaría abrazarlo justo en ese momento? El consuelo llegará después. Mucho después. Acaso en Buenos Aires. Tal vez en el cobijo que recibirá en el Nuevo Gasómetro.

Ahí está la gran pena. "Lo fundamental es agradecerle a la gente por todo el apoyo. Fue impresionante. A los que estuvieron acá, en Marruecos, y a los que nos siguieron desde la Argentina. Estamos muy tristes porque no pudimos darles una alegría en la final. La gente de San Lorenzo fue el corazón cuando nos salvamos del descenso y cuando ganamos la Copa Libertadores", dice el capitán sin brazalete (Juan Mercier llevó la cinta). Romagnoli entró en el segundo y fue el puntal del repunte que, por momentos, entusiasmó a San Lorenzo. "Estaba bien para jugar. Ésas son cosas que decide el Patón y yo no me meto."

Pipi volvió a San Lorenzo en 2009, tras sus pasos por México y Portugal. En los peores momentos llevó de la mano al Ciclón, que en 2012 se salvó de un descenso que parecía cantado. Ésa fue una gesta. Ni que hablar cuando cumplió el sueño del pibe: levantar la Copa Libertadores, la única del club, deseo y desvelo hasta este inolvidable 2014. Admitió haberse apurado en cerrar un trato con Bahía y prefirió resarcir a los brasileños para quedarse en su paraíso.

Romagnoli hizo muchas cosas por su San Lorenzo querido. Como una recuperación en tiempo récord para no perderse el Mundial de Clubes, ya que se había fracturado el codo el 26 de octubre pasado, en la caída por 1-0 con Lanús. Esa inactividad le restó físico y por eso fue suplente en los dos partidos en esta ciudad. "Siempre cuando llegan estas derrotas queda la sensación de que pudimos haber hecho algo más. Por qué no hicimos en el primer tiempo, en el que nos faltó tenencia de la pelota, lo del segundo... Pero dimos todo lo que pudimos. No nos guardamos nada. Sabíamos que...

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