El amor es imposible: ocho tesis filosóficas que van a martillazos contra la idea sentimental de la media naranja
Darío Sztajnszrajber
TESIS 2
Si el amor es imposible, discutamos lo imposible
El amor es imposible. Una provocación contundente. Toda enunciación contundente que interpela al sentido común no puede sino ser una provocación. (¿Habrá alguna otra forma de hacer filosofía que no sea desde la provocación? ¿Y habrá alguna otra forma de constituirse el sentido común que no sea desde la contundencia?). Así de contundente es esta afirmación como lo es nuestra idea de lo imposible. Ya desde siempre presuponemos no solo que el amor es posible , sino sobre todo, presuponemos una definición taxativa de lo imposible : "imposible" significa linealmente y por oposición que algo "no puede ser posible". Por eso, leemos la frase "el amor es imposible" y rápidamente concluimos de ello que nunca viviremos a fondo la experiencia del amor. Es del mismo tenor de frases como "nadie puede ser feliz" o "no se puede cambiar el mundo". Una mezcla de resignación, realismo y escepticismo que renunciaría a la búsqueda de muchos de nuestros principales ideales (donde no parecería haber otra conexión posible para los ideales que la sensación de renuncia ). En otras palabras; parece que vinimos a este mundo para enamorarnos, ser felices y transformarlo para hacerlo más justo. En todo caso, si no logramos estos objetivos, nunca pensaríamos que se trata de un problema intrínseco al diseño mismo de los ideales sino que culparíamos a nuestra incapacidad práctica: los ideales siempre son correctos, la tragedia humana es que nunca los realiza adecuadamente. O peor, nos inculparíamos por hurgar en demasía y darle demasiadas vueltas a la cosa. El sentido común nunca se maneja con ambages: ni los gatos tienen cinco patas, ni los huevos tienen pelo; y sobre todo, nada es más deseable que el amor, la felicidad y la justicia, que ya vienen absolutamente preconfigurados en su definición y naturaleza.
"El amor es imposible", de Darío Sztajnszrajber (Paidós, $6500)
El amor es imposible. Una provocación. Se provoca al sentido común. Se lo provoca en la incomprensión de frases que parecen no tener sentido (¿qué significa que el amor es imposible si es tan evidente que el amor es posible?) En especial porque para el sentido común la tranquilidad existencial se entiende como resolución inmediata y eficaz de cualquier problema. Nunca dejar nada en estado de latencia problemática: si hay un problema, hay que resolverlo. El ideal de vida feliz se encuentra, en primer lugar, en la ausencia absoluta de todo problema. Pero si esto no fuera posible y nos llovieran las complicaciones, el ideal de vida feliz se trastoca en la ponderación de nuestra astuta capacidad de resolución (el know how ): vivir bien es básicamente poseer la argucia para resolver eficientemente cualquier problema en el menor tiempo posible y con la menor inversión de recursos posibles. (Claro que hacer filosofía es, a la inversa, problematizar la existencia, y en especial, en aquellos lugares donde suponemos que no hace falta hacerse ningún problema). De allí que el sentido común rechace la afirmación "el amor es imposible" y la asocie de inmediato con el derrumbe directo del orden socioafectivo en el que estamos inmersos para llegar a conclusiones catastróficas del tipo: "si el amor es imposible, nada tiene sentido".
En este tipo de conclusiones se supone un orden. Y el orden, calma. Pero no se supone un orden cualquiera, sino "el" orden, el único, el que corresponde, el que tranquiliza. El orden construye binariamente su opuesto: o hay orden o hay catástrofe. Lo otro del orden siempre es la anomia, la locura, la anarquía, el vacío. Si el amor es imposible, lo que nos queda es el desahuciamiento infinito. Vivir sin amor es morir en vida. Vivir sin estar sumido en el dispositivo hegemónico del amor no es solo asumir la carencia, sino estar arrojado a una existencia vacua, fría, desmotivada, gris, desértica. El monoteísmo amoroso acarrea todos los rasgos propios de la unicidad dogmática: si hay un único Dios, nada tiene sentido fuera de Dios. Pero si no hay ningún Dios, tampoco nada tiene sentido. Ergo, es Dios o Dios. Del mismo modo, si hay una única forma del amor, toda...
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