Muchos amigos, pocas denuncias

Las redes sociales son una herramienta que está ahí, al alcance de casi cualquiera: 15 millones de usuarios de Facebook sólo en la Argentina pueden certificarlo. Es el quinto país en el mundo en cantidad de personas conectadas a la web 2.0.Sin embargo, pocas veces se las utiliza para realizar denuncias sobre temas particulares que, por su relevancia logren aglutinar a cierta cantidad de personas. Cuando nació la web 2.0 los expertos se entusiasmaban con la idea de que esta plataforma de comunicación transversal y masiva pudiera servir, entre otras cosas, como contrapeso particular del poder político y comercial establecido. Con el correr de los años esa característica inicial perdió fuerza y ganó espacio el carácter lúdico-social, comercial y sexual más que otra cosa.Los expertos, de todos modos, aún no pierden las esperanzas.El periodista, docente, blogger y entusiasta estudioso de la web, Roberto Guareschi, considera que las redes sociales cumplen algunas de las expectativas que habían suscitado. Facebook y Twitter son centrales, explicó Guareschi a La Nacion, como herramientas de coordinación y reunión en los movimientos como los "indignados" en España. "También sirven para las protestas en el mundo árabe. Ya están instaladas en la vida de la gente y en la política, sobre todo en los movimientos alternativos de víctimas marginadas del sistema", expresó.Lo que llama la atención, al menos en la Argentina, es la escasa repercusión y adhesión en la web 2.0 a otro tipo de denuncias más pequeñas como un impuesto mal cobrado, leyes incumplidas de defensa del consumidor, un cartel de una calle que no existe, un producto defectuoso, una política injusta... Las consignas en este sentido podrían inspirar controversias documentadas por cientos de personas que, al final de la cuerda, provocarían un cambio concreto de la situación.El caso paradigmático en el mundo es el del videoartista norteamericano Casey Neistat. El y su hermano realizaron un corto-denuncia publicado en YouTube sobre la corta vida de las baterías de los primeros iPod. En ese video alertaban que estos dispositivos tenían una vida acotada (obsolescencia programada) de 18 meses. Y que luego había que salir a comprar otro iPod.La abogada Elizabeth Pritzker escuchó hablar del video de los Neistat y decidió demandar a Apple. Su idea se extendió por Internet y captó la atención de miles de afectados. Finalmente, la empresa tuvo que cambiar las baterías por otras de mayor duración.Las denuncias con...

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