Los amigos y los enemigos

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió recientemente sobre la vieja cuestión del maniqueísmo en política. Lo hizo días atrás, al participar de los actos de celebración del 25° aniversario de la fundación del diario pro oficialista Página 12, al afirmar: "Ser democrático es aceptar la diferencia y eso no convierte a nadie en enemigo".Se podrán señalar numerosas y notorias contradicciones entre esas palabras y la política gubernamental de la Presidenta y de su antecesor, pero no se puede estar desde esta tribuna periodística sino de acuerdo con tal afirmación. Al hablar de tal manera, la Presidenta ha corregido, con buen criterio, el eje de un planteamiento intelectual en el que sus seguidores en ese terreno han ido tomando partido por la más nefasta e inaceptable de las tesis: aquella de que la política no es más que una opción entre amigos y enemigos.Si este último fuera el destino que nos quedara, estaríamos despreciando lo mejor de la condición humana, la solidaridad y la cooperación. No sólo por su brutalidad, tan vinculada en espíritu con el "todo o nada" al que jugaron el nazismo y el comunismo soviético -que se quedaron, al final, sin nada-, sino por el cinismo de la versión folklórica. El kirchnerismo, hecho con los retazos de lo que dejó el menemismo, nunca ha dicho, en medio de tantos zigzagueos, cuál es su última palabra a propósito de amigos y enemigos.¿Dónde están, acaso, algunas de las eminentes testas que hicieron posible su acceso al poder, como el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, acusado hoy desde el Gobierno de complicidades nada menos que con Clarín? ¿Y dónde estuvieron, sino en la vanguardia del denostado menemismo -al que sirvieron obedientemente los propios Kirchner-, algunas de las principales espadas del oficialismo en gobiernos de provincia, en el Congreso y en las filas acomodaticias de la Justicia?La obra de Carl Schmitt, sobre la que reposó la construcción política de Adolf Hitler y que dio andamiaje académico a la despiadada visión de que en política no hay más que amigos o enemigos, es por entero opuesta a nuestra sensibilidad. Contradice nuestra cultura política, que es la de la democracia republicana y representativa sobre la que se asientan las tradiciones cívicas de diversidad y el derecho positivo argentino.Debemos celebrar que la Presidenta haya corrido el eje del...

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