Un ámbito elogioso para Cristina

Juan Carlos Lascurain, líder de los empresarios anfitriones, se acercó entre sofocones: "Presidenta, póngase el pin de nuestra cámara", invitó. Cristina Kirchner hizo malabarismos con el prendedor en su solapa. "Uy, pará, ponelo vos -le dijo a un asistente-, porque me voy a romper una uña y se acabó lo que se daba." Eran casi las 22 en Parque Norte y la Presidenta parecía ser, de toda la comitiva oficial, la única que no tenía apuro por volver a casa. La acompañaban empresarios, los ministros Débora Giorgi y Carlos Tomada, y el secretario Carlos Parrilli. Estaba extrovertida y sonriente.Fue el final de una larga jornada con la que seguramente debe soñar cualquier hombre de gobierno: pródiga en elogios de todos lados, ayuna en cuestionamientos. Y lejos de la mayor parte de los periodistas: la Casa Rosada había pedido expresamente para la prensa una especie de corralito, en el fondo. Pero los tumultos suelen traer pequeños desajustes, y La Nacion quedó entonces como testigo privilegiado de la despedida ayer, en el cierre del seminario de Adimra, uno de los sectores que se sienten más identificados con las políticas del Gobierno.Cristina había llegado en medio de una ovación, con todos aplaudiendo de pie. Lascurain la aprobó ya desde el discurso: después de enumerar lo que definió como logros de la...

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