Los amantes de la pizza tuvieron su fiesta en una carrera antidieta

Las cartas eran claras. "No comemos empanadas, no comemos choripán", comenzaba el cantito. "Comemos de muzzarella, que es la más rica que hay", culminaba, casi como un grito de guerra, para dejar en claro que durante las horas que durase el recorrido de la Muza 5K sólo había lugar para los amantes y devotos de una cosa: la pizza.

Esta exótica prueba pedestre y gastronómica que recorrió ayer cerca de siete kilómetros a lo largo de la avenida Corrientes, entre Chacarita y el Obelisco, superó las expectativas de los organizadores. En la quinta edición participaron 600 personas que agotaron las inscripciones en trece minutos. Y hubo otras 1000 que aguardaron en lista de espera hasta último momento. En 2012, cuando se inició el maratón para zanjar una discusión entre amigos que se debatían cuál era la mejor pizza de Buenos Aires, hubo 25 participantes.

La bocina sonó ayer cerca del mediodía para habilitar a los maratonistas a comer unas 4400 porciones durante más de cuatro horas. El punto de partida fue El imperio de la Pizza, en Chacarita, donde se concentraron todos los inscriptos al mismo tiempo. Las porciones de media masa, con un piso crocante y abundante y elástica muzzarella, la convirtieron en la candidata. Finalmente la votación de los participantes le otorgó el premio mayor (ver aparte).

"Está desbordado, pero es muy lindo tener tanta gente acá. Claro que no es común, siempre trabajamos bien, pero nunca con esta explosión de clientes en el local", dijo a LA NACION Luis Aguilar, el encargado de la pizzería que ya cumplió 72 años.

Cuatro chicas buscaban un espacio para apoyar las porciones y los vasos con el aperitivo que les dieron en la entrada. Escondidas detrás de grandes gafas negras y pelucas verde, roja y azul monitoreaban al resto de los competidores. "¡Vinimos a ganar como sea!", lanzaron las cuatro, casi en simultáneo. Eran Solange, Ariadna, Juanita y Daiana, lookeadas como camareras, imaginándose poseedoras del premio a la mejor vestimenta.

El trayecto entre las diez o quince cuadras que separaba a cada estación se realizaba a pie. Se fueron sucediendo Santa María, Imperio, Pin Pum y La Continental para cerrar la primera etapa. A partir de allí comenzó el tramo más difícil: "El muro", dijo algún participante refiriéndose a la sensación que sienten los maratonistas después del kilómetro 30.

Veinte cuadras entre manteros y andamios complicaron la llegada a La Americana, Banchero, La Génova y Las Cuartetas, que logró sumarse al...

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