El alto valor de la integración

Los cambios no siempre son sorpresivos. Pueden construirse a través de pequeñas mutaciones enlazadas en el tiempo hasta que un día, mirando para atrás, aparecen las grandes diferencias. Las fotos de los bañistas en Mar del Plata al comienzo del siglo XX ?siempre presentes en estas épocas de verano? llaman la atención por la vestimenta que se llevaba a la playa. Las damas casi totalmente cubiertas, dejando al desnudo sólo sus pantorrillas. Los caballeros, con una especie de enterito de lana, siempre negro. Mediante un pensamiento lineal, podemos imaginar a algún bisnieto que exclamará escandalizado, al fin de este siglo: "¡Mirá! ¡La gente se ponía ropa para entrar en el mar!"En esta línea de visión histórica pueden descubrirse nuevos y alentadores enfoques sobre la selección de personal, cuya base es la identificación de competencias, pero si agregamos a esto la persecución de talentos, terminaremos imaginando que se trata de descubrir sólo a los superhombres y supermujeres, desbordantes de belleza, sociabilidad e inteligencia.Un rígido escenario de este tipo no permitiría nacer la brillante iniciativa de Thorkill Sonne, quien fundó en Dinamarca una empresa, Specialisterne, donde la mayoría de sus empleados tienen distintos grados de autismo (conocido como ASD, siglas del inglés correspondiente a Autism Spectrum Disorder). Por ser metódicos, precisos, detallistas al máximo, identificadores de estructuras y rutinas ?vale aquí recordar la película Rain man? los autistas poseen una condición privilegiada para corregir programas de computación sofisticados como los de Microsoft u Oracle, entre otras compañías que son...

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