El alto precio del aislamiento

Ciudades abandonadas, rutas y caminos despoblados, peatones ocasionales. De http://www.lanacion.com.ar/1528532-mapa-del-paro-nacional-en-el-interior se podrán decir muchas cosas, pero no que pasó inadvertida. Es la segunda protesta social contra el gobierno de Cristina Kirchner http://www.lanacion.com.ar/1528739-de-la-sota-el-paro-y-el-8n-ocurren-porque-los-canales-tradicionales-de-dialogo-estan-obstruidosEl reclamo de una mayoritaria clase media el 8-N se convirtió ayer en el reproche de importantes franjas de trabajadores. La Presidenta está pagando el precio de su aislamiento.Ninguna crónica podría explicar mejor esa reclusión entre muy pocos que lo que pasó ayer. Cristina se rodeó sólo por dirigentes y militantes de La Cámpora en medio de un país que acató con simpatía o con silencio el paro general de los gremios opositores. Delante de ellos, les contestó a los sindicalistas en un largo y ofuscado discurso. La masiva huelga http://www.lanacion.com.ar/1528653-dia-de-la-soberania-nacional No merece su atención ni su interés.La primera huelga general contra los Kirchner sucedió un año después de las mejores elecciones presidenciales que tuvo un Kirchner. En los últimos meses, la Presidenta eligió un camino distinto del que la llevó al poder: se aferró al cristinismo puro y duro y se alejó del peronismo y de aliados históricos, como Hugo Moyano. Depositó la economía en manos de jóvenes cristinistas y la economía está cada vez peor. Se niega a mirar las culpas de sus funcionarios y acusa al mundo y a los estropicios de su crisis. El mundo no es lo que era, pero aún es generoso con la Argentina. No sirve de nada: es mejor estar fuera del mundo, suele decir la Presidenta.Sin inversiones y sin un crecimiento importante de la economía, la jefa del Estado se volvió tacaña. El ajuste lo están pagando los asalariados (con enormes cargas impositivas) y las provincias, a las que los recursos federales les llegan tarde y mal. Los gobernadores hacen actos cristinistas, pero comenzaron a preocuparse por la opinión pública. Es mejor poco que nada, señalan en alusión al dinero que Cristina autoriza o niega personalmente. Ésa es una parte de sus prioridades; la otra es el humor social. Los caceroleros abrieron las puertas de masivas protestas; ayer fueron los sindicatos. El peronismo no respeta a los que son impotentes para frenar el descontrol de la calle. En un año de renovado poder, la Presidenta ha perdido la iniciativa en el espacio público o, lo que es peor, son...

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