Alimentar el cuerpo y el espíritu para superar la adversidad

Lo recuerda bien: tenía ocho años y trabajaba, mañana y tarde, vendiendo flores en un puesto frente a la puerta del cementerio de Ezpeleta, en Quilmes. Cuando llegaba la hora del descanso, se compraba un sándwich y una botellita de gaseosa y, sentándose en el suelo, mientras se frotaba la panza, decía en voz alta: "Pancita llena, corazón contento". En aquel entonces, Marcela Morales no podía imaginarse que, 24 años después, así bautizaría el comedor que fundó y hoy dirige.En el barrio de La Boca, justo frente a la cancha del club xeneize, un cartel hecho de puño y letra cuelga del balcón de un conventillo: "Comedor comunitario Pancita Llena, Corazón Contento". Cruzando un estrecho pasillo, detrás del patio común, está el galpón donde funciona. Se sienten el calor del horno y el olor de la comida –el menú de ese día es pollo con arroz– que, en una inmensa olla, termina de cocerse a fuego lento, y se oyen las risas de los chicos en la mesa.Hace 10 años, un 1° de mayo, abrió su comedor. "Abrí un Día del Trabajador porque dije: con trabajo lo voy a lograr. Y lo logré. Para mí, lo importante es dar, sin pensar si voy a recibir", cuenta Marcela, que tiene cinco hijos propios y le faltan dos cursos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR