"Alguna vez me tenía que tocar"

Cuando pateó el penal Suffren Quirno se me heló el pecho." Con su tonada cordobesa, Alejandro Allub bromea y contagia su buen humor tras la frase. Puede darse el gusto. Hace exactamente diez años, una disección coronaria lo puso al borde de la muerte y le puso punto final a su carrera como segunda línea de los Pumas. Fue en 2001, en Nueva Zelanda, después de un partido contra los All Blacks; tenía 24 años y su vida dio un vuelco. Jugaba profesionalmente en Perpignan (Francia), era una de las promesas más destacadas de la selección?Tuvo que volver al país, dejar el rugby por tres años. Hizo de todo para volver en 2004. Hasta firmar ante un escribano asumiendo la responsabilidad de que podía morirse en la cancha por aquel antecedente. Después llegaron otro par de temporadas de inactividad y hace dos años volvió con un objetivo bien claro, ganar el Argentino de Rugby con los Dogos. Y lo consiguió el sábado pasado en la apasionante final en Belgrano en la que Córdoba le ganó a Buenos Aires por 18-16, gracias a que el fullback de las Águilas falló el último remate en el minuto 42 del segundo tiempo, ese del que el Turco Allub habla en el comienzo de la nota. "Alguna vez me tenía que tocar. El año pasado perdimos sobre la hora con Tucumán y no podía tener tanta mala suerte. Esto es así..., este chico pasó de héroe a villano en un ratito, si no vos estarías haciendo la nota con él."Para completar la increíble historia de Allub, hay que decir que trabaja como médico. Más precisamente, como cardiólogo. Y prefiere evitar entrar en detalles cuando se le pregunta si le permitiría jugar al rugby a un paciente con su historia clínica. "Hay que estudiar cada caso..., pero yo no soy mi médico", completa. Hoy mismo, a las 6.30, estará volando rumbo a Italia para ir a trabajar en una experiencia de dos meses al Policlínico San Donato de Milán, donde ya se encuentra su mujer, Lara, que tuvo que esperarlo más de la cuenta justamente por su participación en el Campeonato Argentino.Es inevitable que una charla con él gire en torno a su problema cardíaco. El destino lo plantó frente a un amargo dilema. ¿Qué hacer? Uno cree que la respuesta es sencilla, pero no es fácil para él. "Después de aquello, todos los estudios me dan bien. Sólo está el antecedente. Yo digo que soy un agradecido porque estoy vivo, pero también se me cortó algo que quería mucho. Si dejo de jugar estoy ansioso, me siento mal. Cuando no jugaba estaba todo el tiempo haciendo algo. Entrenándome, jugando al...

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