Alfredo Leuco: 'Máximo Kirchner acusado, ¿un Estado paralelo?'

Cristina Kirchner, Lázaro Báez y Máximo Kirchner salen del mausoleo de Néstor Kirchner en Río Gallegos. Foto: Pancho Muñoz - OPI Santa Cruz

El teléfono de José López se convirtió en una caja de Pandora. Al abrirlo, en sus mensajes, salieron todos los males del mundo que confirmaron "la matriz más extraordinaria de corrupción", como dijo el fiscal Diego Luciani. Hoy planteó que "funcionó un estado paralelo para beneficiar y no controlar a Lázaro que tenía hasta una caja clandestina" .

Hay pruebas demoledoras de algo que todos sabíamos. Que primero Néstor y luego Cristina fueron los jefes de una asociación ilícita que se dedicó a saquear al estado. Pero hubo una novedad de alto impacto que sacó de quicio a la vice presidenta. Y por eso armó esa burda operación con Página/12 para recusar al fiscal. Apareció por primera vez en esta causa, Máximo Kirchner, el príncipe heredero. Según el alegato y la información aportada, el comandante de La Cámpora "conocía, intervenía, decidía, supervisaba y controlaba las obras de Lázaro Báez".

La fiscalía denunció de arranque una organización criminal y uno de los males que Pandora permitió escapar de la tinaja fue el crimen. Hubo entre los Kirchner y Lázaro Báez negocios sucios de todo tipo. De coimas, retornos, sobre precios del 65% de promedio, lavado de dinero, alquileres inflados, licitaciones ficticias, amañadas y como traje a medida y sociedades comerciales. Los unieron todo tipo de delitos. Pero lo más grave es que ambos, Néstor y Lázaro involucraron a sus hijos. Los metieron en el barro y les mancharon las manos y la vida para siempre. Néstor y Lázaro no tuvieron ni siquiera el gesto humano de proteger y mantener al margen de la corrupción a sus hijos.

Máximo Kirchner en un acto realizado en Escobar

Hay 93 cheques que involucran a Máximo. Y muchos mensajes cruzados con José López y Lázaro. Hasta 2010 los cheques salían a nombre de Néstor. Pero después de su muerte, a nombre de la sucesión de la herencia administrada por el hijo presidencial.

En la última obra que se le pagó a Lázaro, ni siquiera hubo una licitación mentirosa y Máximo fue el que decidió cuales debían ser las 100 cuadras que se iban a pavimentar en Río Gallegos. Esa sola contratación directa fue de 25 millones de dólares.

Según las diversas cotizaciones en 12 años, Lázaro embolsó por lo menos 2.200 millones de dólares. Algunos cálculos llegan hasta más 3 mil millones.

La angurria, la codicia y la bulimia por el dinero y el poder nunca...

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