Alerta roja: la jugada maestra del Gobierno

Hay que decirlo otra vez: que el bosque no nos tape el árbol. Bosque es Massita, que, muy winner, promete acercarnos a una inflación del 3% y cumple: en enero fue 6%, es decir, dos veces 3. Me encanta la sintonía del superministro con su segundo: Massita pronosticó ese índice para fines del primer trimestre, y Rubinstein, para fin de año. Nueve meses es la diferencia entre un economista y un influencer que muere por ser candidato.

Bosque es el acampe en la 9 de Julio, con carpas, sombrillas y catering. Extrañas imágenes: aprontes de rebelión y cultura de playa; en todo caso, dura zambullida en un asfalto a 45 grados: a esa pobre gente la quieren dejar sin planes, perversidad planeada en el plan de ajuste del FMI. ¿Silencio cómplice de Cristina ante el avasallamiento de derechos adquiridos? No. Está proscripta.

Bosque es, por supuesto, el adelanto del Carnaval que nos regaló en su reunión de anteayer el Frente de Todos. Las comparsas de las tres líneas fundadoras brindaron un espectáculo pletórico de afiches y pasacalles, de máscaras y mascarones, también de catering (bondiola braseada, brownies, altos vinos); ya se ve que al peronismo se le está haciendo cuesta arriba pensar con la panza vacía. Siempre se habló de la conformación de una "mesa política", y fue eso, una mesa, muy bien servid a. Si la cosa empezó a las 8 de la noche y había buena propuesta gastronómica, es obvio que a la política no pensaban dedicarle un minuto. Gran decisión: nadie discute una candidatura presidencial clavándose un sándwich y buscándole el fondo a una copa de malbec. Acertaron además con la fecha, sospecho que de casualidad. Carnaval significaba originalmente, antes de los pomos y de Río, "despedida de la carne", que no se comería en los 40 días siguientes: la Cuaresma cristiana, que concluye en la Pascua. En realidad, bajo el reinado de Massita la carne se ha puesto tan cara que todos nos estamos despidiendo de ella. Algunos dudan entre cambiar el auto, salir de vacaciones o comer un a sado.

En cambio, el FDT la pifió mal al convocar a tanta gente: 35 personas es muchísimo si se trata de simular una negociación, y 35 peronistas es una multitud incontrolable. Tipos que se detestan, por otra parte. Los kirchneristas llevaron a Máximo, a Wado, a Larroque, tres mosqueteros concentrados desde hace tiempo en convencernos de que Alberto es un error de la biología; adentro y afuera de la sede del PJ, La Cámpora militó la proscripción de Cristina, causa a la que...

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