Aldo Rico. A 35 años de la crisis de Semana Santa: 'Lo tuve a Alfonsín ahí sentado: si hubiese querido un golpe de Estado, lo capturaba'

Aldo Rico

Aldo Rico (79), que hoy camina apenas encorvado y acompaña cada paso con un bastón canadiense, tuvo al país en estado de conmoción durante cuatro días. Fue durante la Semana Santa de 1987, hace exactamente 35 años. Se alzó en armas y, junto a 300 camaradas, se "auto-acuarteló" en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Tomó el control de la unidad, buscó adhesiones por todo el país y dijo desconocer a sus mandos naturales. Como la mayoría de los mandos medios del Ejército, despreciaba a sus generales: lo habían decepcionado durante la guerra de Malvinas y sentía que les habían soltado la mano, que lo habían dejado solo, tras la lucha contra la subversión.

La sublevación, según su líder, tenía por objeto detener el desfile de oficiales y suboficiales por los juzgados federales donde eran interrogados y encausados por delitos cometidos en lo que llaman "la guerra contra el terrorismo". Para el poder político, se trató de un intento de golpe de Estado que se diluyó con el correr de las horas al no encontrar eco en las otras fuerzas armadas y en otros cuarteles.

Aldo Rico en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, en el año 97

El levantamiento recién terminó el Domingo Santo, cuando el presidente de la Nación -y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas- voló hasta Campo de Mayo para entrevistarse con Aldo Rico. De regreso en Casa Rosada, frente a una multitud, Raúl Alfonsín pronunció aquél histórico discurso: "Felices Pascuas, la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina", dijo.

" Yo me sublevé, desconocí mis mandos naturales. Pero no me rebelé, jamás desconocí la autoridad del presidente "

Aldo Rico, que nunca fue condenado por el alzamiento de Semana Santa, por condicionar al poder político a través del uso de las armas del Estado, recibe a LA NACION en su hogar, en Bella Vista. Se trata de un chalet importante, algo añoso, con techo de teja y un gran parque, al que se mudó hace poco más de una década, "en la segunda gestión", cuando formalizó su relación con Marisa Guilanea, política y justicialista, veintiséis años menor.

La entrevista sucede en el living, planta baja, un ambiente decorado con fotos familiares, memorabilia castrense y un gran retrato de la Fontana di Trevi. La mesa ratona, bajo una tapa de vidrio, exhibe una colección de cuchillos entre los que se destaca el puñal de un gurkha que Rico trajo de Malvinas.

Aldo Rico, mate en mano, en el living de su casa. A su lado, en el butacón vecino, están el bastón canadiense que utiliza para caminar y la pistola automática (dentro de su funda sobaquera)

El ex teniente coronel ofrece "café, té, gaseosa… ¿algo?". Nadie lo asiste. Recoge el pedido y parte rumbo a la cocina. Le preguntamos por su renguera y dice que la rodilla de titanio lo tiene a maltraer. "Son 30 años de paracaidismo, saltando de aviones con 120 kilos de equipo" , insiste. De regreso, cede el sillón principal, de tres cuerpos, a su entrevistador, y se ubica cómodo en un butacón. Prepara mate y coloca su pistola automática, sin retirarla de su funda sobaquera, en el butacón vecino. "El arma no se deja por cualquier lado", dirá luego.

Lo que sucedió en Semana Santa de 1987 se estudia en los colegios secundarios. El portal educ.ar , del Ministerio de Educación de la Nación, ofrece recomendaciones para los profesores y un cuadernillo con ejercicios "para analizar y debatir en clase". Sin embargo, aún hay gran confusión alrededor del tema. Se repite como verdad que el alzamiento carapintada logró torcer el brazo de Raúl Alfonsín obligándolo a conceder "las leyes del perdón". Esta teoría ignora que la ley de Punto Final había sido promulgada el 24 de diciembre de 1986 y que la de Obediencia Debida fue anunciada por el entonces presidente en los primeros días de enero de 1987. Por otro lado, el concepto de Obediencia Debida le daba un marco legal a la teoría de "tres niveles de responsabilidad" que Alfonsín había utilizado en reiteradas oportunidades durante su campaña presidencial.

Aldo Rico hoy tiene 79 años. Sigue afiliado al partido justicialista y votó en la interna de la provincia de Buenos Aires, hace dos semanas. "Los compañeros se sorprendieron cuando me vieron", reconoce.

-A la distancia, 35 años después, ¿cómo cree usted que debería recordarse el levantamiento de Semana Santa de 1987?

-Como lo que fue: una sublevación. Yo me sublevé, desconocí mis mandos naturales. La sublevación es un delito contra la disciplina, la rebelión es el delito contra el orden constitucional. Yo no me rebelé, no desconocí la autoridad del presidente.

-¿Cómo se gestó la sublevación de Semana Santa?

-Semana Santa estaba atado a un oficial que dijera "no me presento". Tendría que haber sucedido unas semanas antes, cuando citaron a declarar a dos oficiales en Córdoba. Pero estos oficiales anticiparon que no se iban a presentar y, por lo tanto...

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