Alberto Müller: “El Che murió muy consciente de la entrega y traición de Fidel”

El salón Sarmiento de la Feria del Libro estaba expectante. En su primera visita al país, el escritor cubano exiliado en Miami Alberto Müller presentaba el fin de semana su polémica investigación Che Guevara: valgo más vivo que muerto cuando un grupo de revoltosos organizados –con acento caribeño, pero también porteño– irrumpió a los gritos y desestabilizó la disertación. Repartieron panfletos de la agrupación Movimiento Revolucionario Argentino por Cuba y, a viva voz, acusaron al autor de "asesino, terrorista y de ser miembro de la CIA". La andanada continuó con más beligerancia verbal e increpaciones violentas hacia el trabajo de Müller, hasta que la seguridad intervino y retiró a los más revoltosos.

"Era gente de la embajada cubana", asegura ahora, minutos antes de una nueva charla sobre su libro en Eterna Cadencia, la librería palermitana. "Lo eran por la información que manejaban sobre mí", contó este opositor al dictador Batista, quien se sumó a la revolución y luego, decepcionado por el giro ideológico y los abusos castristas, se convirtió en contrarrevolucionario en Sierra Maestra, cuando en el 59 Fidel se alineó con los soviéticos y se apartó del ideario libertario de la insurrección.

Müller purgó una condena de 15 años por sedición en la isla caribeña, donde padeció simulacros de fusilamiento, golpizas con bayoneta y vejámenes en las zanjas de excrementos de la prisión. Pero todas esas torturas –asegura en esta entrevista con LA NACION– fueron perdonadas por su fe cristiana.

"A los emisarios de la embajada les molestaron los postulados de mi libro, en el que expongo los eslabones premeditados de abandono de Fidel al Che, para deshacerse de él. El Che se había convertido en un hereje en la Cuba prosoviética proyectada por Castro. Era un estorbo para su continuidad en el poder y, por eso, Fidel le tiende varias emboscadas: lo enfrenta a seguros fracasos guerrilleros en Congo y luego le inventa una Bolivia suicida", argumenta el autor, de 75 años, abogado y ex profesor de ética periodística en la Universidad de Miami.

–¿La trampa castrista comienza con el envío del Che a Congo?

–No, el punto de inflexión se produce con aquel encendido discurso del Che en Argelia [en la conferencia Afroasiática del 65]. Al regresar, hay una reunión tormentosa y documentada, con Fidel y Raúl Castro. Raúl le recrimina su trotskismo y lo acusa de ser prochino, país con quien Fidel estaba en "guerra". Fidel ya había urdido su traición a los postulados y...

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