Alberto Guil: 'El mundo cambia y uno tiene que cambiar con el mundo'

Con voz pausada y 81 años muy bien disimulados, Alberto Guil se anima a hacer un repaso de su vida, que incluye la creación de Supermercados Norte -una de las cadenas pioneras del supermercadismo argentino- y un paso por la presidencia del club San Lorenzo, pero que lejos de alimentarse únicamente del pasado también incluye una presencia muy activa en el campo, más específicamente en la producción ganadera.Su relato se remonta más de 70 años atrás, cuando su padre puso un despacho de pan en el barrio donde se crio, en Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Por esos tiempos, con la pérdida de su madre, sumada a las horas de trabajo en el reparto de la mercadería, en 6º grado de la escuela primaria decidió dar por concluidos sus estudios y finalizar su etapa de aprendizaje. Esta determinación no fue muy bien aceptada por su padre.Ya adolescente, decidió tomar otro rumbo y se fue a trabajar a Munro, Vicente López, en el almacén de barrio que tenía su tío. Era una típica despensa, con latas de galletitas sueltas en los estantes que se vendían al peso, con la antigua cortadora de fiambres colorada marca Bianchi, los frascos de aceitunas, entre otros de conserva, apoyados sobre un mostrador heladera de madera de roble y vidriado, en el que se dejaban ver los fiambres y quesos. Donde las anotaciones en las libretas "de fiado" de los vecinos y el cuaderno del almacén eran parte de la rutina. La buena atención, con charlas amenas, y el trato personalizado, mientras envolvían en papel la mercadería, hacían la diferencia. Al fallecer su tío, Guil decidió seguir el negocio con sus primos y su tía.En 1959, durante la presidencia de Arturo Frondizi, entró en vigor la ley 17.024, para la modernización del comercio minorista. "Gracias a esa ley vino en 1962 la cadena de supermercados norteamericana Minimax, del grupo Rockefeller; años después, los terroristas incendiaron en una sola noche 14 locales", recuerda. Y agregó: "Cuando vimos ese proyecto americano, nos dimos cuenta de que era por ahí por donde iba la cosa", cuenta el empresario a LA NACION, en una de las contadas entrevistas que concedió en los últimos años.En efecto, la ley de inversiones extranjeras sirvió para impulsar la aparición y el desarrollo de empresas argentinas y extranjeras de emprendimientos de venta de productos alimenticios en autoservicio."Fueron ellos con Minimax los primeros en incluir dentro del léxico argentino la palabra supermercado, y por ahí seguiría nuestra senda"...

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