Alberto Fernández tira trompadas al aire pero no se impone

El presidente Alberto Fernández durante la presentación del proyecto de ley de "Fomento al Desarrollo Agroindustrial"

Si fuera una contienda de box el período que transcurre entre las PASO y las elecciones del 14 de noviembre, estaríamos en la mitad de la pelea. La cara del dueño del título (el oficialismo) ya aparece magullada, en tanto que al retador (la oposición), por ahora se lo ve sin errores graves, en actitud desafiante y con el aplomo de sentirse ganador.

Señoras y señores, ha terminado el cuarto de los nueve rounds (que representan las nueve semanas que hay entre una elección y otra) y nuevamente el dueño de casa apela a golpes bajo la cintura.

Fue una semana en la que el Presidente recuperó protagonismo, luego de que en las dos anteriores, el nuevo sparring, Juan Manzur, diera cátedra de cómo moverse con mayor agilidad por el centro del ring.

En su regreso al primer plano de la vidriera mediática, sin embargo, Alberto Fernández no dio un solo golpe certero y volvió a bajar la guardia. Si había planificado alguna estrategia para retomar el control de la pelea, en la práctica no se notó.

"Le digo que sí al trabajo y no al desempleo" es un enunciado vacío que el Presidente deslizó en la Convención de la Cámara Argentina de la Construcción sin explicar cómo conseguirá lo primero, ya que lo segundo no requiere de plan alguno. Se agrava solo con la inacción oficial y el desánimo que inyectan en los sectores productivos con más trabas y presión tributaria.

Recrea, en versión más opaca, acciones que Juntos por el Cambio ya realizó: los timbreos/recorridas por zonas populares, durante el gobierno anterior; o anotar en un cuaderno las supuestas necesidades que vecinos le dictan, tal como lo viene haciendo en esta campaña María Eugenia Vidal, lo dejan a Alberto Fernández en el lugar del contendiente sin ideas propias que solo copia (y mal) al retador que lleva la delantera.

El "sí" (a secas) como palabra mágica de la nueva fase del oficialismo para exorcizar de manera tosca y lineal el "no" rotundo que recibió en las urnas el mes pasado, evoca automáticamente el "sí se puede" con el que Cambiemos ganó las elecciones presidenciales de 2015. Y no solo eso, con las "marchas del sí se puede" por todo el país, a fines de 2019, Mauricio Macri recuperó músculo electoral, con la mística del que no se da por vencido. Si bien no ganó, achicó mucho la diferencia en los comicios definitivos con el Frente de Todos, lo que redundó a posteriori en que esa...

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