Alberto Fernández y la inflación: ¿enemigos o aliados?

Eva Duarte, Juan Domingo Perón y Alberto Fernández, en una muestra escultórica en homenaje al artista Fernando Pugliese

Cualquier representante de la coalición gobernante sabe que con niveles de inflación como los actuales, con proyecciones del 60% anual, será prácticamente imposible ganar las elecciones de 2023. El tardío anuncio de Alberto Fernández de lanzar una "guerra contra la inflación" apunta a mostrar a un presidente que recupera la iniciativa y que se ocupa de los problemas que preocupan a la ciudadanía. Claro que todo puede terminar en un nuevo fiasco si su gobierno insiste en profundizar las fallidas recetas que ha venido aplicando para enfrentar aquel flagelo en sus dos años y tres meses de gestión .

El mensaje del presidente Fernández del martes último, en el que además de anunciar una guerra -un término más que inapropiado en momentos en que el mundo asiste a la cruenta invasión rusa a Ucrania - mencionó la necesidad de "terminar con los especuladores para poner las cosas en orden" , trasluce un cuestionable diagnóstico sobre la inflación, según el cual toda la culpa es de los empresarios que remarcan precios .

Más que recordarnos la convocatoria que hizo Raúl Alfonsín a una "economía de guerra" allá por abril de 1985, el mensaje de Fernández nos trae a la memoria el plan de estabilización impuesto por Juan Domingo Perón en febrero de 1952, caracterizado por un fuerte control de precios mediante campañas contra el agio y la especulación .

Aquel gobierno peronista intentaba dar una respuesta a dos problemas de entonces que también sufre la Argentina de hoy: la falta de divisas y el incremento de los precios de la economía derivado de la política monetaria expansiva. Se buscaba criminalizar a quienes aumentaban los precios o acaparaban mercancías en un contexto de creciente desabastecimiento de ciertos productos.

En un recordado discurso, Perón habló sobre la necesidad de "derribar las causas de la inequitud creada a raíz de la especulación, de la explotación del agio por los malos comerciantes". Tras afirmar que "el comerciante que quiere robar dice que lo que corresponde es dejar los precios libres", expresó: "Lo que nos interesa a nosotros es que no se salgan con la suya, pero hemos de ir individualizando a cada uno. Vamos a tener que volver a la época de andar con el alambre de fardo en el bolsillo. Está demostrado que se trata de una guerra psicológica, con agentes en lo interno. Hay que buscarlos, y donde se los...

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