Alberto y La Cámpora se quedan sin combustible

Martín Guzmán

"Estamos a una noticia boluda de que se complique la cosa. Puede ser que el Banco Central empieza a perder reservas o de que Economía no llega a cumplir con las licitaciones de deuda, cualquier cosa", advertía, hace algunos días, un hombre del Gobierno, que conoce cómo piensan los inversores.

El mercado siempre se adelanta a los acontecimientos de la economía. Hace tiempo que en la City porteña vienen advirtiendo que el veranito que se vivió en estos meses tiene fecha de defunción. Hasta hace algunas horas, se creía que esa fecha estaba en agosto. Hoy, tal vez antes.

La corrida de las últimas 48 horas en el mercado de bonos ajustados por la inflación es cuanto menos una señal de alarma. En Economía no podían ocultar la tensión . Las torpes declaraciones radiales del ministro Martín Guzmán en el mismo momento en el que la caída de bonos parecía no tener piso son apenas una muestra. "Nosotros también testeamos a ver cuánto están dispuestos a perder algunos", dijo Guzmán, con la ingenuidad de quien dispara con balines ante un enemigo que acumula munición gruesa. Y reclamó a "los economistas del Gobierno anterior o de la oposición que digan qué harían con la deuda pública en pesos, que lo digan en público". Lo hizo ante las versiones de que desde los equipos de Juntos por el Cambio podrían poner sobre la mesa la idea de un nuevo "reperfilamiento" de la deuda en pesos.

Música para un sector de la oposición que busca revancha. Pero pésima señal de debilidad para el mercado, que aunque suele tener memoria de corto plazo, todavía recuerda bien cuando el entonces presidente Mauricio Macri le rogaba al ganador de las elecciones primarias, Alberto Fernández, que le pusiera freno a la corrida cambiaria.

Para Guzmán, el problema que debe enfrentar en los próximos días no es menor. Sólo en junio debe conseguir renovar deuda por $500.000 millones. Con estos precios, podría ser una tarea ciclópea. El martes próximo tendrá su primer test. De no cumplir, no tiene más alternativa que financiarse con la maquinita del Banco Central (BCRA). De ahí el malestar del presidente del BCRA Miguel Pesce con el ministro: hace semanas que viene advirtiéndole que mejore las condiciones de las letras que coloca quincenalmente en el mercado, porque el malestar de los inversores ya era evidente. El pedido es el mismo que le hizo el FMI, que si bien aceptó recalibrar por el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania las metas semestrales de déficit fiscal y de...

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