Ajustes en el CCK: la Ballena Azul empieza a encontrar su mejor forma

Además de poco confiable, la memoria sonora es, acaso por eso mismo, frágil. Nadie puede estar seguro de lo escuchado hace poco menos de un año, el 22 de mayo pasado, cuando se inauguró el CCK, pero hay que decir que, a pesar de todas esas precauciones, la Ballena Azul, la joya del viejo correo, tiene ahora un sonido mucho más notable que entonces.

En su momento, Gustavo Basso, responsable del cuidado de la acústica junto con Rafael Sánchez Quintana, había observado ya que, en 2015, las tareas no habían concluido y que el rendimiento que se escuchó rondaba el 70% de las posibilidades. "Es un piso", fue la conclusión. Ayer, en la primera de las sesiones de medición y ajuste de la acústica durante un ensayo de la Sinfónica Nacional y con público en la sala, quedó claro que el techo está más cerca. Estas tareas seguirán a lo largo de todo abril. Una primera etapa estará concluida en mayo y durante todo 2016 continuarán las correcciones. Hernán Lombardi, ministro de Medios Públicos, lo resumió del siguiente modo: "Estamos solucionando los detalles de una inauguración precipitada".

La Ballena Azul es una sala excepcional, y lo es no sólo porque su comportamiento acústico sea fuera de serie, sino también porque no se parece casi a ninguna otra. De esto se ocupó Basso en la introducción antes de que se escuchara el primer movimiento de la Sinfonía N° 5 de Chaikovski. Por su capacidad (1950 espectadores), sus dimensiones (20.000 metros cúbicos) y su funcionamiento (repertorio sinfónico clásico y romántico, contemporáneo, de cámara y popular), la Ballena no tiene antecedentes. Pero hay también otro detalle, que los expertos tomaron en cuenta. El oído cambió, no sin duda en términos orgánicos, pero sí en sus hábitos. La costumbre de las generaciones sub 20 de escuchar con auriculares o en equipos hizo que se perdiera el interés por la música no amplificada. Para muchos, los pianissimos se oyen más nítidamente en los auriculares que en las salas, incluido el Teatro Colón. Esa compresión del sonido no tiene vuelta atrás, pero, según Basso, tampoco es posible resignarse a perder definitivamente a ese público. La solución que encontraron en la Ballena fue la conquista, con cuidadosos cálculos, de pianissimos más "gordos", más llenos.

Sintonía fina

¿Qué cosas cambiaron en estas últimas semanas? "Fundamentalmente se están viendo las variables de la sala -explicó Sánchez Quintana-. Los lugares donde se apoya la orquesta, que están en plataformas móviles y...

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