Ahora hay un retador

Es una ecuación que excede lo deportivo: a los 34 años, Tiger Woods es un peor golfista, pero una mejor persona. El californiano dejó el reinado del golf en manos del inglés Lee Westwood, luego de 281 semanas consecutivas y 623 en total al frente del ranking mundial. Sin embargo, ya completó un largo período de introspección y catarsis, tras esa crisis personal que lo llevó a abandonar las canchas por cinco meses. Probablemente, ahora se sentirá un hombre más íntegro. "Aprendí mucho sobre mí mismo y sobre las cosas que salieron mal y por qué fueron así. Tuve que mirar profundamente dentro de mí mismo. Y no había muchas cosas de las que viera que me gustaran", confesó Tiger tiempo atrás.Acordado el multimillonario divorcio con su ex esposa Elin Nordegren, aliviado porque ya no hay críticas sobre su comportamiento, y sin que le aturda ya el cotorreo de sus amantes, Tiger volvió a la normalidad. Sin escándalos que lo salpiquen, está en condiciones de dar una vuelta de página, luego de una temporada en la que jugó apenas 12 torneos, sin triunfos, ni segundos ni terceros puestos.Sus picos más altos en 2010 fueron los cuartos lugares en el Masters de Augusta y en el US Open, cuando todavía vivía atrapado en una telaraña de problemas. Esos resultados no le alcanzaron para sostenerse en el ranking, cuyo complejo sistema de puntuación recoge las actuaciones de los dos últimos años. En un sentido figurado, Tiger vivía de rentas, de una gloria pasada que todavía le redituaba en los números. Su último...

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