ADN del crimen: el misterio que rodea al mundo de los asesinos a sueldo en la Argentina

Los homicidios en 2013 del jefe narco Luis Medina y su novia, Justina María Pérez Castelli, fueron el inicio del uso de sicarios para resolver las pelea entre bandas en Rosario

Matar por encargo se convirtió en una actividad cada vez más habitual en el ambiente delictivo argentino. Tres asesinatos ocurridos con diferencia de 48 de horas en Rafaela y Concepción del Uruguay confirman que los homicidios cometidos por sicarios se instalaron como una de las modalidades del crimen que más creció en el último lustro.

Si bien el inciso 3° del artículo 80 del Código Penal ya establecía el agravante para los homicidios cometidos por promesa remunerativa, que castiga con prisión perpetua a los autores de un asesinato por encargo, la figura del sicariato se instaló con fuerza en nuestro país a partir de 2016.

Sobre los montos que perciben los asesinos a sueldo por cometer un homicidio se abre un abanico de posibilidades y quedan atados a una negociación privada, donde el precio lo pueden imponer el contratista o el gatillero, depende de la necesidad de dinero que tenga cada uno . Por ejemplo, la Justicia acusó a Alan Funes, el supuesto jefe de una banda narco de Rosario, detenido en el penal de Marcos Paz, del presunto pago de $ 30.000 a dos sicarios para que asesinen a Mariel Soledad Lezcano, porque se negó a vender droga para la banda que comandaba.

Mientras que, para matar al padre de su nieta, un empresario de San Fernando, le prometió pagar US$ 15.000 a un sicario venezolano . Este fue el caso de Braian Fillip , el visitador médico asesinado a balazos, en 2019, cuando circulaba en su automóvil después de dejar en la estación de trenes a su novia e hija del hombre que pagó para que lo mataran.

Nelson Belisario Bolívar Rosswil, uno de los acusados del homicidio de Braian Fillip

En 2007, Raúl Oscar Flores alias "Coqui", recibió la promesa de que le pegarían $80.000, el equivalente a casi US$ 20.000 de esa época, para matar al tesorero de la Federación Nacional del gremio de camioneros, Abel Beroiz. El 27 de noviembre de 2007, Flores asesinó de tres balazos y siete puñaladas al sindicalista, cuando llegaba a la cochera 14 del estacionamiento del ACA de Rosario. Después de asesinar a Beroiz, el sicario huyó, sin advertir que durante el forcejeo se le cayeron un papel, con la leyenda $80.000 y una foto de la víctima.

Tanto Flores, que en la cárcel se presentaba como sicario ante sus compañeros de pabellón, como los tres sindicalistas que lo contrataron para matar a Beroiz, fueron condenados.

Hace veinte años los homicidios por encargo constituían una rara avis en el universo...

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